Opinión
Morata y el desapego
Con Lewandowski a la vista, David Villa en la memoria y Aspas de vacaciones en Moaña...
Muy pocos jugadores dejan en un club 80 millones de euros cuando son traspasados. Morata fue uno de ellos. Un trozo de megacercha, que no sé ni lo que es, pero suena tope faraónico, del nuevo Bernabéu se ha pagado con aquel fichaje prepandémico de Morata por el Chelsea. Morata es un top 5 en la lista de traspasos de la historia del fútbol junto a tipos como Neymar, Mbappé, Lukaku... El 9 de España es un producto muy de la factoría de Luis Enrique. Otro motivo de discusión. Su presencia y la falta de goles deberían entrar en la orden del día del Congreso. Más ruido sin soluciones. Con Lewandowski a la vista, David Villa en la memoria y Aspas en Moaña, Morata es carne de cañón. Los murmullos y algo más ante el fútbol tostón sueco se oyeron más allá del Guadalquivir.
Luis Enrique tiene donde elegir y bien que presume de ello. Los focos apuntan a Gerard Moreno, el 9 protagonista del único club español al que no le vino grande Europa la temporada pasada. La mezcla de Morata con el tiqui taca no cuaja, pero el seleccionador tiene un deje clementista que le hace desconfiar de los «consejos» que llegan del exterior. Lo de enrocarse viene propiciado porque desde dentro del grupo se percibe el desapego de parte de la hinchada. Son los pitos del Wanda y de La Cartuja. Hay ganas de un «se van a enterar éstos» y la sensación de que a algunos les interesa más comprobar si Mbappé es muy colega de Benzema para soñar con sus estampidas bajo las megacerchas del Bernabéu.
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