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Oleguer Presas: de negarse a jugar con España a enseñar a niños en un cuartel de la Guardia Civil

Ex jugador del Barça, antifascista, independentista y defensor de De Juana Chaos. Su último proyecto: una escuela de fútbol en un antiguo cuartel de la Guardia Civil en Sabadell

Oleguer Presas
Oleguer PresasTwitterLa Razon

Más conocido por sus ideas políticas y por repudiar a la Selección Española que por su desempeño sobre el césped tocó la gloria al ganar una Champions con el FC Barcelona. Con 21 años fue fichado por el conjunto azulgrana para formar parte de su filial, en el que estaría algo menos de tres temporadas para después dar el salto al primer equipo culé. Desde 2004 hasta 2008, Oleguer Presas formó parte del primer equipo. Nunca fue un gran prodigio del fútbol, pero consiguió permanecer durante más de siete años en el club catalán antes de firmar por el Ajax de Ámsterdam.

Gramenet, Barcelona y Ajax de Ámsterdam fueron los clubes por los que pasó Oleguer Presas pero si por algo es reconocido el ya exjugador es por sus convicciones políticas y por su “NO” rotundo a jugar con el combinado nacional.

El central recibió la llamada de Luis Aragonés para formar parte de la selección española de fútbol. Sin embargo, fiel a sus convicciones políticas decidió rechazar la posibilidad aunque sí acudió a una jornada de convivencia en Madrid. “Me genera rechazo y aversión lo que representa”, llegó a decir. La elástica que si vistió fue la de la selección de Cataluña y celebró la Champions en 2006 con la estelada.

Independentista, antifascista y defensor de De Juana Chaos

Tras abandonar el fútbol, Oleguer Presas integró la lista de la CUP en las elecciones a la Generalitat en 2012. Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona, también formó parte de las listas a las elecciones de 2015, aunque por el partido Crida per Sabadell.

Sus convicciones políticas provocaron que incluso la marca Kelme rescindiese su contrato con él. Pero eso nunca alejó a Presas de su objetivo. Independentista y antifascista, habló sobre ello y su carrera como futbolista en un libro publicado en el año 2006 Camí d’Ítaca. También escribió un artículo sobre el terrorista De Juana Chaos, culpable de 25 asesinatos, el cual llevó a la marca deportiva a dejar de patrocinarle.

Además, fue enjuiciado por agredir a un policía durante unos altercados en Sabadell ocurridos en 2003 junto a otros 10 acusados por presunto atentado contra la autoridad y lesiones. Oleguer ha negado que tirase una piedra a un agente, como esgrimía la Fiscalía y la acusación ejercida por tres policías municipales de Sabadell.

A su vez, dijo sentirse indefenso porque, según sostuvo en su declaración en el juzgado, fue detenido y llevado a comisaría sin haber participado en los incidentes y las cargas policiales por las calles del centro de Sabadell, que se originaron después de que la unidad de antidisturbios municipal se estrenara aquella noche interviniendo por las quejas por ruido en el bar Bemba, emblemático de la izquierda anticapitalista. Finalmente, el jugador resultó absuelto.

Clases en un antiguo cuartel de la Guardia Civil

En los últimos meses, Oleguer Presas ha vuelto al mundo del fútbol y lo ha hecho de una manera muy especial. El catalán es ahora entrenador, o como él prefiere definirlo «acompañante» es un nuevo proyecto comunitario de una escuela de fútbol que pretende inculcar valores diferentes, más sanos, de los que habitúan en las diferentes escuelas de fútbol base en España.

Los entrenamientos y clases se llevan a cabo en un antiguo cuartel de la Guardia Civil en Sabadell, su ciudad natal.

“Durante mi experiencia en las prácticas como entrenador (tiene el nivel básico) me di cuenta de que el fútbol base está muy focalizado en el rendimiento y desde mi punto de vista se dan situaciones humanas que no me gustan y que me hacen sentir incómodo”, explicaba Oleguer en una entrevista con Efe.

El proyecto, que formalmente empezó en septiembre de 2018, ya estaba en marcha cuando Oleguer se unió a él como ‘acompañante’ (prefiere esa consideración a la de entrenador o monitor).

Estos niños y niñas, que tienen entre 6 y 12 años (no se descarta ampliar el rango de edad) y juegan de forma mixta en el campo de fútbol sala de cemento de la escuela con una pelota de fútbol 11, no están inscritos en ninguna competición y tan solo disputan dos partidos al trimestre. “Nos ha ido bien no tener competición para este momento de aprendizaje conjunto que pretende cambiar las dinámicas más competitivas e individualistas”, dice el ex central.

Azote de la Superliga

También se ha convertido en los últimos tiempos en un firme detractor de la Superliga. “Me parece que el deporte tiene una parte muy importante basada en el esfuerzo y esta Superliga estaba planteada desde un punto de vista elitista y enfocada en mantener este negocio. El fútbol tiene como valor el esfuerzo, no el dinero. Poco tiene que ver este deporte”. “La Superliga es una vuelta de tuerca más al fútbol-negocio que ya se viene materializando hace tiempo, donde el deporte pierde importancia y el aficionado se convierte en un mero espectador” afirma.

Para Oleguer, esta nueva competición es un claro reflejo de la sociedad actual. “Es hacia donde evoluciona la sociedad, los ricos son cada vez más ricos y los pobres más pobres. Es una tendencia del sistema capitalista que para funcionar necesita el sistema de acumulación. En el momento que la industria-fútbol se encuentra en un momento de crisis económica, la forma de salir de ella es darle otro impulso para seguir con su sistema de acumulación”.