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El “9” del Barcelona era Piqué

Como si fuera Alexanko cuando Cruyff entrenaba al Barcelona entró en el último tramo para jugar en el área del Granada y buscar el empate

Gerard Piqué, defensa del Barcelona y propietario del FC Andorra.
Gerard Piqué, defensa del Barcelona y propietario del FC Andorra.Alejandro GarcíaEFE

En el minuto 75 Piqué pidió el cambio al cuarto árbitro. Había un córner a favor del Barcelona y tenía prisa por entrar al campo. Su suplencia se debía sólo a una decisión de Koeman para protegerle del desgaste en una semana de tres partidos y Gerard quería participar en la búsqueda de la remontada.

Piqué se fue al área en lo que no era una decisión circunstancial. Llegó allí para quedarse y ser el delantero centro del Barcelona aunque ya tenía uno en el campo, Luuk de Jong, incapaz de empujar con la cabeza lo que parecía un gol hecho.

Apareció en el campo como si fuera Alexanko en los tiempos de Johan Cruyff en el banquillo. Como una solución de emergencia en una situación desesperada. Los clásicos van más atrás para recordar que Rinus Michels ya lo hacía con el brasileño Marinho. La historia se repite de generación en generación, del maestro de Cruyff al heredero de Johan.

No le importa a Piqué, que tiene alma de delantero, pero sobre todo de líder, como demostró después, cuando se llevó a Araujo colgando de la camiseta como si fuera un cachorro para sacarlo de una refriega con los jugadores del Granada que a nada conducía en la búsqueda de la remontada.

Gerard recogió el brazalete de Busquets, pero no lo necesita para demostrar que es el capitán del equipo. Es la referencia, en el campo y fuera. «Es lo que hay», dijo después de la derrota contra el Bayern en la Liga de Campeones. Y lo que hay es que terminó formando la pareja de delanteros con Araujo. «Es lo que hay», repitió Koeman después. Y puso dos centrales para que remataran de cabeza en el área contraria en la búsqueda del empate.

No era la primera vez que Piqué ejercía esa función. La Copa que el Barcelona ganó la temporada pasada le debe mucho a la intuición de Piqué en el área. Suyo fue el gol que forzó la prórroga en la semifinal contra el Sevilla. Después marcó Braithwaite y Koeman pudo celebra su primer título en el banquillo azulgrana contra el Athletic.

Piqué ha marcado 51 goles en su carrera con el Barcelona. No se siente extraño en el área contraria. Lo extraño es que un equipo que en los últimos años ha tenido a Messi, Luis Suárez, Neymar y Griezmann tenga ahora que recurrrir a él para buscar el gol. «No lo entrenamos, pero estábamos llegando por fuera, tirando centros y teníamos a Geri, que es alto y va bien por arriba. Fue importante porque a veces no remata pero, como es grande, arrastra la marca», explicaba Araujo.