Historia
El día que sí se cerró el campo del Barça por pitar el himno de España
Primo de Rivera cerró en 1925 la sede blaugrana seis meses por el “desafecto al patriotismo” de los catalanes. Joan Gamper dimitió y se marchó a Suiza. Hoy, no tendría consecuencias
El próximo domingo 24 de octubre a las 16:15 los aficionados podrán disfrutar del primer Clásico de la temporada y a buen seguro que en sus gradas volverán a ondear esteladas y resonarán gritos contra España entre los que ven al Real Madrid como símbolo del patriotismo más rancio. A lo largo de la historia blaugrana hemos presenciado numerosos episodios de exaltación nacionalista: estelada, pitidos al himno español, pancartas de “Catalonia is not Spain” y hasta un plante tras los incidentes registrados en el referéndum ilegal del 1-0, pero todos ellos sin consecuencias.
El estadio del FC Barcelona solo ha registrado dos cierres a lo largo de su historia. La impuesta el 13 de noviembre de 2002 después de los incidentes acaecidos en el partido que enfrentó a los azulgrana y al Real Madrid, con lanzamientos de objetos sobre el jugador Luis Figo y la registrada en 1925 en el Campo de Les Corts, en aquella ocasión por “desafecto patriótico” de los catalanes.
El 14 de junio de 1925 se disputó en Les Corts (estadio del FC Barcelona de 1922 a 1967) un partido entre el Barça y el CD Jupiter en homenaje al Orfeó Catalá. En el descanso, la banda de la marina inglesa, invitada al partido, interpretó el himno británico y la Marcha Real. Los 14.000 espectadores aplaudieron el God Save the Queen y “silbaron” el himno español, según las crónicas de la época. Entonces, un hecho insólito y sin precedentes en España.
Desafección a la patria
Ante estas injurias públicas a los símbolos nacionales, que causaron gran revuelo en la prensa de la época, el Gobierno de Primo de Rivera decidió cerrar el campo de Les Corts durante seis meses por “desafecto al patriotismo” además de cesar y substituir, en pleno, a toda la Directiva del club.
En su extenso dictamen, con fecha 24 de junio de 1925, Milans del Bosch, capitán general del Ejército español y gobernador civil de Cataluña, recriminó la “descortesía y desconsideración con la que se escuchó la ‘Marcha real’ española”, lo que, según el militar, constituía “un acto de incalificable desafección a la patria, con el agravante de producirse ante extranjeros”. En otros apartados, Milans del Bosch apuntaba que “en la citada sociedad existe la tendencia, que se ha acentuado en los últimos tiempos y muy especialmente con motivo de la victoria alcanzada en el torneo regional, de rehuir citar el nombre de España, llamándolo imprudentemente campeonato peninsular”.
La resolución de Milans del Bosch concluía considerando que “por sensible que sea adoptar determinaciones en contra de una sociedad tan numerosa, la conducta seguida por la sociedad del F.C. Barcelona impone el deber de adoptar medidas que, por lo mismo que recogen el sentir de la opinión general, ha de ser por mí firmemente sostenido”. De este modo, el militar acordó, “haciendo uso de las facultades que me están conferidas: clausurar por término de seis meses el funcionamiento de esta sociedad, no pudiendo durante dicho tiempo dar espectáculo alguno, ni concurrir a otros como tal asociación, ni usar los emblemas ni distintivos de la sociedad”.
El diario ‘ABC’ narraba así los acontecimientos acaecidos a través de sus páginas: “El incidente no puede sorprender a nadie que conozca el carácter de este Club, tan político, por lo menos, como deportivo. Como jamás, pongamos por caso, se ha visto ondear en el Club la bandera española, ni se ha escrito un letrero en castellano, no tiene nada de extraño que a sus socios les parezca que sobra allí todo lo español”, escribía el diario madrileño, apenas una semana después del incidente. Una crónica que podría haberse escrito en fechas no muy lejanas donde las pitadas al himno llegaron incluso a la Fiscalía, como ocurrió el 30 de mayo de 2016 durante la final de la Copa del Rey entre el Barça y el Athletic Club de Bilbao.
Tras los esfuerzos de Gamper, la sanción se redujo a tres meses. T Aunque el fundador del club no pudo soportar la presión política y se marchó a Suiza. El día de Navidad de 1925, el Barcelona volvió al estadio de Les Corts y lo hizo con un nuevo presidente, Arcadi Balaguer. Gamper, por su parte, que había presentado alegaciones ante el Gobierno Civil, finalmente dimitió y se marchó a Suiza.
A día de hoy, lo ocurrido en 1925 sería imposible ya que -al contrario de lo que ocurre en otros países de nuestro entorno- en España cualquier pitada o insulto a la Corona en un estadio de fútbol queda impune en aras de la “libertad de expresión”.
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