El Barça confirma el desastre y que ya no es un grande: nueva goleada (3-0) y fuera de la Champions

La agonía del Barcelona en esta Liga de Campeones acabó y el final no podía ser feliz. Es la competición que ha ido mostrando la decadencia tanto del equipo como de la entidad año tras año: ha pasado de las sonrojantes goleadas y remontadas (Roma, Liverpool, PSG) a quedar fuera a las primeras de cambio, en la fase de grupos, algo que sólo había sucedido antes tres veces en la historia, aunque la última en el lejano año 2000. La condena es tener que disputar la Liga Europa y el trabajo de Xavi es intentar convencer a sus futbolistas de que puede ser una competición para empezar a crecer, incluso una vía para disputar la próxima Champions, tal como va la Liga. Pero la papeleta no es fácil después del papelón de los azulgrana.

El despliegue del equipo barcelonista en Múnich, donde nunca ha ganado y donde sigue sin hacerlo, empezó bien y acabó en desastre. Pero este partido no se puede analizar por separado del resto. Pese al espantoso arranque de Champions, el Barça tuvo la oportunidad de firmar el pase a octavos en casa contra el Benfica y con un Camp Nou animando como nunca, y no lo consiguió, lo que le llevó a tener que jugársela contra el Bayern, el equipo de sus pesadillas recientes que ya estaba clasificado, pero que no echó el freno. Tenía bajas Nagelsmann, pero sacó todo el arsenal de que disponía, con hasta cinco hombres de ataque: Coman, Musiala, Müller, Sané y Lewandowski, más el espectacular lateral izquierdo llamado Davies que fue una tortura. Por ese costado entraba una y otra vez, a Dest le costaba ir a la ayuda y Araujo hacía lo que podía, superado también. La banda derecha se unió al ataque cuando se lesionó Jordi Alba y entró Mingueza, que sufrió un mundo con Coman.

La salida de Alba fue el principio del fin. Hasta ese momento, había tenido una buena puesta en escena el Barcelona, con tres centrales, dos carrileros y una presión intensa en campo contrario. El duelo estaba igualado, iba y venía, fluía de una lado a otro con Dembélé como principal baza de los españoles. Otra vez fue rápido y profundo el francés, pero sus centros no encontraron rematador. Demasiados «uy» sin concretar. Sí acertó Müller, que cuando tiene al Barça delante le hierve la sangre y esta vez remató de forma incomprensible. Primero falló Piqué en la marca a Lewandowski, que logró centrar para que el alemán rematara pese a que estaba rodeado por Lenglet y Mingueza. En el tú por mí se coló un futbolista inteligentísimo.

Sané, muy indetectable jugando por dentro, se encargó de marcar el segundo en un tiro lejano en el que falló Ter Stegen. No iba a la escuadra ni cerca, pero el portero se lanzó y se comió la pelota. Antes, ya había regalado un pase a Lewandowski que obligó a Busquets a hacer una falta y ver la amarilla. El efecto inicial ya se estaba diluyendo y el partido poco a poco fue siendo del Bayern hasta que tuvo el control absoluto. Quizá el marcador era excesivo al descanso, pero ya estaba siendo superior. El 3-0 final incluso pudo parecer corto.

Buscó cambios Xavi, algo más de físico con la presencia de Nico, pero no tardó en recibir el primer susto en un gol cantado que falló Sané rematando a las manos de Ter Stegen, como si le agradeciera el favor que le había hecho un rato antes. El Bayern ya era una apisonadora mientras que jugadores como De Jong y Memphis volvían a naufragar. Musiala consiguió el tercero y pudieron ser más. Ahí se quedó, con todos pensando ya en pasar página. No estaba el Barça para milagros.

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