Europa League

El peor Barcelona saca un buen empate ante el Eintracht (1-1)

La entrada de De Jong y Dembélé corrige a un conjunto azulgrana que estaba siendo muy superado por los alemanes. Ferran igualó el tanto de Knauff

Rafael Santos y Busquets pelean por una pelota
Rafael Santos y Busquets pelean por una pelotaMichael ProbstAgencia AP

Le costó al Barcelona entrar en el partido, enterarse de lo que estaba sucediendo. Un equipo que viene en una dinámica positiva quería calmar el duelo de ida de cuartos de la Europa League, pero no lo consiguió porque el Eintracht de Fránkfurt no se lo permitió. Es un rival que no especula en cuanto roba y a las o dos o tres primeras pérdidas el conjunto español se dio cuanta. En un momento tenía a un montón de rivales amenazando su área, cargando y rematando. Como una estampida. Si el partido se mantuvo 0-0 en el primer cuarto de hora fue de milagro, porque la ocasión de e Sow fue inmejorable y la mandó fuera, por mucho que antes, muy al comienzo, lo hubiera intentado Ferran Torres en un tiro lejano. Los alemanes hacían mucho daño. Y si el resultado llegó sin moverse al descanso fue porque el VAR lo quiso. Porque hizo justicia, en otra acción peligrosa del Eintracht en la que Busquets rebañó una pelota y el árbitro, el serbio Srdjan Jovanovic, entendió que era penalti. Estaba muy tranquilo el capitán azulgrana comentando la acción con el colegiado, mientras desde la sala le informaban de que efectivamente no había habido ninguna infracción. Lo revisó y rectificó su decisión.

El resultado era lo mejor para un Barcelona incómodo en todo momento y sin encontrar su juego, sin que sus pases superaran rivales y sin que su presión fuera efectiva. Había hecho un par de cambios Xavi en su once inicial, pero no estaba ahí el problema. Adama tiene menos recursos que Dembélé, pero también es peligroso por banda y logró desbordar un par de veces. El trabajo de Gavi (donde suele jugar Frenkie de Jong) era tan evidente como improductivo. Además se lesionó Piqué, y tuvo que entrar Lenglet.

No sirvió el descanso para cambiar demasiado, porque el arranque de la segunda mitad se pareció muchísimo al de la primera, pero esta vez con un desenlace diferente. Knauff enganchó un buen disparo desde fuera del área tras el saque de un córner y tomó una dirección imposible para Ter Stegen. Pero es que en la siguiente acción, poco después de sacar de centro, Lindstrom no marcó el segundo de milagro. Era una cuestión de colocación, pero también de intensidad: todos los balones divididos eran para los alemanes, todas las disputas se las llevaban. Ganaba porque lo estaba mereciendo. Los buenos jugadores del Barça no lograban imponer su juego, superado esta vez Pedri, desbordado Busquets y esforzado y ya está Gavi. El Eintracht tenía la buena pierna de Kamada, los centros de Kostic, la llegada y el dinamismo de Jokic y Sow... Todo eso se estaba sobresaliendo en el encuentro.

Estaba claro que Xavi tenía que intervenir y no tardó en sacar a sus dos jugadores «titulares»: Frenkie de Jong y Dembélé. Y el partido fue otro desde ese momento, lo que tiene una doble lectura, porque en realidad sí nota cuando juegan unos futbolistas o lo hacen otros. También influye el cansancio y el paso de los minutos, pero de repente el equipo barcelonista empezó a hacer daño con la presión. Ya recuperaba el balón en zona de peligro, como si doblara el campo y ya se jugaba en una sola dirección. Pero es que además encontró el camino del gol en una jugada milimétrica en la que intervinieron los recién ingresados. Comenzó Dembélé buscando a Frenkie de Jong y el neerlandés combinó con Ferran Torres, para ti y para mí, para que el valenciano se sacara un remate tan complicado como ajustado y lograra el empate tras la pared.

Cuando el Eintracht volvió a hacer daño, cuando se rearmó después de encajar el empate y pasarlo mal, llegó la expulsión de Tuta por la segunda amarilla cuando quedaba algo menos de un cuarto de hora. Hasta con un futbolista menos logró contragolpear el Eintracht, pero el Barcelona también empezó a poner cerco a su rival, a meterlo muy atrás e incluso en algún centro de Dembélé, que de nuevo demostró que es el futbolista que más genera en ataque, o alguna llegada por sorpresa de Jordi Alba bien pudo llegar el segundo tanto del conjunto español.

Sacó un empate y tampoco le pareció demasiado mal, porque el partido fue el más flojo en mucho tiempo, también quizá porque simplemente el rival fue mejor. La buena noticia es que hasta en una noche así logró mantenerse en pie, porque no hace tanto cuando venían malas salía goleado de cualquier parte. El choque debe servir a los azulgrana para no confiarse, porque en el Camp Nou el Eintracht tendrá muchos espacios para poder correr.