LaLiga
El Barça firma una nueva goleada, ante el Athletic Club, y Dembélé se reivindica (4-0)
El extremo marca un gol y reparte tres asistencias. El equipo de Xavi se anima en Liga a la espera del funeral (salvo milagro) en Champions
Dembélé es uno de esos futbolistas que cuando tiene el balón, genera un murmullo en la grada, porque cualquier cosa puede pasar: a veces buenas, a veces malas, a veces incomprensibles. Y eso hace a la afición poner una cara como diciendo: «Así es Dembélé»; lo que en un mensaje de texto iría acompañado del hombre o la mujer con los brazos abiertos. Últimamente todo le salía cruz, tanto a él como a Raphinha, superados por sus teóricos suplentes (Ansu Fati y Ferran Torres) tanto en el Bernabéu como ante el Villarreal. Quizá eso le sirvió de toque de atención y el día que volvió a la titularidad, ante el Athletic Club, en una alineación en principio extraña de Xavi, la moneda le salió cara. Da igual cómo la tirara. Siempre era cara. Hasta el punto de que marcó el primer gol de los azulgrana... Con la cabeza. No fue en un remate ortodoxo, pero sí pica la pelota para ponerla en un lado. La acción la arrancó él con un disparo y el rechace lo atrapó Lewandowski para convertirse en asistente. En toda su carrera a Dembélé sólo se le contaba un gol de cabeza, según la web especializada «Transfermarkt». Fue en febrero de 2017, cuando jugaba en el Borussia Dortmund.
Xavi cambió algo más que nombres en su alineación. Busquets volvió al equipo, pero no por un centrocampista, lo hizo por un extremo, lo que llevó a Pedri a una posición en la que estaba más abierto a la izquierda. Le costó un poco al Barça adaptarse a ese nuevo dibujo, pero tampoco el Athletic estaba cómodo. Suele ser un equipo agresivo, pero esta vez presionó mal y dejó muchos espacios, lo que le llevó a defender todavía peor. Recibía el balón Dembélé y, con campo para correr, podía volar. Y como le había salido las primeras veces, se creció y empezó a ser una pesadilla. En el segundo gol, el francés salió de un regate y filtró un pase a Sergi Roberto para que mandara la pelota a la red. Cambió de dirección el balón al tocar en Íñigo Martínez y eso hizo imposible que Unai Simón tuviera la más mínima posibilidad de detenerlo. También por su lado arrancó la acción del tercer tanto, en el que Lewandowski se copió a sí mismo con un movimiento parecido al de hace unos días contra el Villarreal: el toque de espaldas para hacerse una especie de autopase y colocarse el balón en el sitio justo para poder rematar. En apenas 10 minutos llegaron los tres goles y cada vez que Dembélé entraba en contacto con la pelota, el murmullo seguía, pero ya pensando que la podía volver a liar.
La verdad, el Athletic Club no estaba compareciendo en el regreso de Valverde al Camp Nou tres años después. Sólo al final del primer tiempo tuvo un amago, con un par de recuperaciones en campo ajeno, fruto también de la relajación de los barcelonistas. Los dos entrenadores tuvieron que cambiar su plan inicial por las lesiones de Ander Herrera y Gavi, que se llevó un golpe en la zona del pubis, intentó seguir, pero era imposible. La mala suerte siguió porque Dani, el sustituto de Herrera, tampoco pudo acabar el encuentro y se fue del verde antes de tiempo medio entre lágrimas. Y Sergi Roberto se dañó el hombro.
Con un resultado así, el Barcelona estaba entre buscar un gol más que cerrara el encuentro definitivamente o intentar bajar el ritmo guardando fuerzas para lo que queda hasta que empiece el Mundial. No se puede despistar en la Liga después del fiasco de la Champions. Porque el equipo azulgrana va a pasar de la fiesta de esta semana, con las dos goleadas a Villarreal y Athletic, al funeral del próximo miércoles, cuando se certifique su eliminación en la máxima competición continental y su caída de nuevo a la Liga Europa, salvo que el Viktoria Plzen haga un milagro que después los azulgrana tendría que confirmar venciendo al Bayern, e incluso seguir esperando a ver qué hacen los italianos en Múnich la última jornada.
Empezó el Athletic Club la segunda parte apretando muy arriba, más animado, en busca de un gol que le metiera en el partido. Iñaki Williams encontró la autopista un par de veces, sin llegar a generar peligro real. Pero se seguía descubriendo demasiado atrás y en otra entrada por la banda derecha, donde Dembélé y Sergi Roberto seguían haciendo mucho daño, Pedri estrelló la pelota en el poste y el rebote no terminó en gol por apenas nada. También aprovechó la noche De Jong para seguir creciendo, esta vez al lado de Busquets, no como mediocentro.
El susto del tiro al poste terminó con cualquier idea del Athletic de remontar y el Barcelona disfrutó de una segunda parte muy plácida, en la que Xavi pudo seguir moviendo su banquillo para refrescar a los jugadores y Ferran Torres sumó un nuevo gol a su cuenta. Para él, cada tanto le aporta kilos de moral. La asistencia fue de... Dembélé. Su última labor antes de marcharse del campo para que debutara en Liga Pablo Torre.
Barcelona: Ter Stegen; Sergi Roberto, Koundé, Eric García, Balde; Sergio Busquets, Frenkie de Jong, Pedri, Gavi; Dembélé y Lewandowski.
Athletic Club: Unai Simón; De Marcos, Yeray, Íñigo Martínez, Yuri; Vesga; Nico Williams, Zarraga, Herrera, Berenguer; e Iñaki Williams.
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