Atlético de Madrid
Resbalón e impotencia
Un traspie de Godín propició el primer gol, obra de Maxi. Aspas hizo el segundo. Savic, expulsado.
Un traspie de Godín propició el primer gol, obra de Maxi. Aspas hizo el segundo. Savic, expulsado.
Simeone cerró el armario y se presentó en Balaídos con la misma ropa del año pasado. Los trajes de temporada (Rodrigo, Arias, Lemar o Gelson), en el banquillo pese a que faltaba un lateral derecho, posición que ocupó Savic con Giménez como pareja de Godín. También estaba Filipe Luis, que ya no mira a la torre Eiffel, y que centró la vista en Sergio Álvarez, el meta celeste, en Koke y en Griezmann, con los que más combinó.
Era el Atlético de siempre y un Celta, distinto. Mohamed, el «hermano» de Simeone, trata de cambiarle la cara al equipo. Los gallegos ya no se gastan las alegrías de antaño (Berizzo o Unzué), son más compactos, juegan con tres centrales (Roncaglia, Cabral y Aráujo) y buscan la velocidad de Pione Sisto –el danés jugó con absoluta libertad– para que Maxi Gómez y Aspas se desmarquen, muevan a los defensores rivales y lleguen al remate.
Las cosas claras en los dos técnicos , equilibrio en el primer tiempo, con un amago de ocasión de Griezmann, seis córners en el Atlético y más músculo que poesía en general. Y debacle rojiblanca en la reanudación. El resbalón de Godín, que propició el gol de Maxi Gómez, en el primer minuto, fue el principio del fin de los de Simeone. Arriesgó Filipe Luis en el pase atrás, llegó el traspié del uruguayo y un partido nuevo.
Tan nuevo que el Celta pasó por encima del Atlético con comodidad, con un juego más ordenado, con las ideas más claras y con mayor poderío físico. Sólo Oblak (min 81) tuvo que hacer una parada a Hugo Mallo. Sin embargo, el meta no llegó al perfecto cabezazo de Iago Aspas que le ganó la posición a los defensores. Fue otro mazazo para un Atlético, que todavía no ha encontrado la forma ideal, al que Simeone quiso refrescar con Kalinic (debutante) y Lemar. Se fueron los inoperantes Correa y Thomas, pero no cambió nada. Cuando las cosas no salen, no salen y no hay vuelta de hoja. Y eso le pasó al Atlético, que no supo sacarse al Celta de encima, que no ligó dos pases bien, que no tuvo en Diego Costa y Griezmann los atacantes esperados y que con la expulsión de Savic (min 70) quedó fulminado. Quiso remar con Arias, otro debutante, pero el Celta manejó la pelota, se sintió fuerte en defensa y se movió con soltura a través de Beltrán y Lobotka. Cabral hizo el tercero que el VAR se lo quitó por milímetros y a última hora Griezmann volvió a disparar. Albricias, porque el Atlético no tuvo ocasiones en el día que Simeone prefirió usar la ropa vieja.
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