
Fútbol
Joaquín Torres, arquitecto: "La casa de Cristiano Ronaldo tiene todo tipo de excentricidades"
El famoso arquitecto desvela que empezó en el mundo de los famosos gracias al ex futbolista Fernando Hierro

El arquitecto Joaquín Torres, uno de los nombres más reconocidos de la arquitectura residencial en España, ha explicado que su trayectoria junto a celebridades y futbolistas nació de manera completamente casual. “El inicio fue muy casual. El primer famoso al que le construí su casa fue a Fernando Hierro y fue puro azar. Hierro y yo comprábamos en la misma tienda de ropa de un centro comercial de las afueras de Madrid. Yo no sabía quién era, ya que no me gusta el fútbol, pero por casualidades de la vida, hice la reforma de la tienda. A él le gustó mucho y le pusieron en contacto conmigo porque quería que le diseñara su vivienda. A partir de él, vinieron muchos otros futbolistas y famosos”, recuerda en una entrevista en Idealista.
Las peticiones de Cristiano Ronaldo
"Ese primer encargo abrió la puerta a una carrera muy particular: la de convertirse en el arquitecto de confianza de deportistas de élite, empresarios y artistas que buscaban un hogar singular. Lo que podría haber sido un proyecto puntual se transformó en una marca reconocida. Joaquín Torres subraya que muchos de los clientes que llaman a su puerta lo hacen movidos, más que por afinidad estética, por lo que representa su nombre en el mercado. “Creo que la inmensa mayoría de celebridades que han venido a nosotros para que construyamos su casa ha sido por un concepto de marca. Por ejemplo, creo que a Cristiano Ronaldo no le gusta especialmente mi arquitectura, pero confió en nuestro trabajo porque en ese momento preguntó cuáles son los buenos arquitectos residenciales e igual que se va a Gucci a comprar su ropa, vino a nosotros por comprar aquello que funciona y que es mejor”. En Antena 3 destapó los secretos de lo que, cuando estaba soltero, le pidió el futbolista: era una casa "con todo tipo de excentricidades. La casa es un culto a su propia persona", aseguró: una habitación con multitud de espejos, o que en las manillas de las puertas se leyese CR7. Aseguró llegó a encargar una foto de él desnudo “a tamaño gigantesco.
El paralelismo con el lujo es evidente. Para ciertas figuras públicas, poseer una vivienda diseñada por un arquitecto de renombre es una garantía de estatus, del mismo modo que llevar una prenda de una firma reconocida. Esa búsqueda de seguridad y prestigio, sin embargo, no significa que el trabajo resulte sencillo. A la pregunta de si los famosos son buenos clientes, Joaquín Torres responde con franqueza: “Todos los clientes son muy difíciles, pero si das con uno que valora tu arquitectura y que se emociona con lo que haces, es mucho más fácil de llevar. En cambio, cuando un cliente te escoge por concepto de marca, el miedo es permanente. Si además se une fama, dinero, ego y juventud, el resultado final se convierte en una mezcla muy explosiva”.
Esa “mezcla explosiva” a menudo se refleja en cambios de criterio, prisas y transformaciones personales que obligan al arquitecto a adaptarse a una velocidad vertiginosa. Torres recuerda con nitidez un caso concreto: “Cuando le hice la casa a Fernando Torres, me acuerdo de que era un chaval que ni estaba casado ni tenía hijos y cuando le terminé la casa, estaba casado y con un hijo. Todo eso en el transcurso de dos años. Cuando terminé, me dijo que si lo llega a saber se habría hecho otra casa acorde a sus necesidades y familia”.
La casa de Fernando Torres
El ejemplo del exdelantero ilustra una de las grandes dificultades de trabajar con personajes jóvenes, en plena expansión profesional y vital: sus vidas cambian a un ritmo más rápido que el de una obra arquitectónica. Lo que se concibe en un momento inicial puede quedarse obsoleto apenas unos meses después, cuando surgen nuevas necesidades familiares o sociales.
Más allá de los cambios personales, Torres apunta a otra exigencia añadida: la atención constante que reclaman estos clientes. “En definitiva, este tipo de clientes son muy especiales, que demandan mucha atención y a los que hay que dedicarles más tiempo que el que demanda la propia obra. Una obra necesita un técnico, pero estos clientes dependen de ti para todo, casi hasta para elegir las servilletas. Es una relación más que difícil, muy compleja”.
El arquitecto define así una relación que trasciende lo puramente técnico. No se trata solo de diseñar una vivienda funcional y estéticamente atractiva, sino de acompañar al cliente en un proceso en el que entran en juego su imagen, sus emociones y hasta su identidad pública. El arquitecto se convierte, en cierto modo, en un consejero de estilo de vida, alguien que debe aportar respuestas rápidas a demandas que van mucho más allá del plano y el ladrillo.ngularidad y la atención al detalle.
✕
Accede a tu cuenta para comentar