
Polémica
Josep Pedrerol, presentador de El Chiringuito, sin piedad contra Vinicius: "Qué bueno es y qué pereza me da"
El periodista ha empezado su programa con una opinión frente a la cámara criticando al delantero del Real Madrid

El regreso del Real Oviedo a Primera División, con la visita del Real Madrid al Carlos Tartiere, estaba cargado de expectación. El ambiente fue ensordecedor desde el pitido inicial y, entre los protagonistas, había uno al que se miraba con lupa: Vinícius Júnior. El brasileño, que por primera vez pisaba el estadio asturiano, arrancó el encuentro desde el banquillo, decisión de Xabi Alonso que dio protagonismo inicial a Rodrygo y Mastantuono en las bandas.
En el minuto 63, Xabi Alonso decidió mover fichas. Retiró a Rodrygo y a Mastantuono, agotados tras un despliegue generoso, y dio entrada a Vinícius y Brahim. El cambio alteró la dinámica. El brasileño entró al campo con ímpetu, participando pronto en los ataques y atrayendo la atención inmediata de la grada, que lo recibió con una sonora pitada. No había margen para la indiferencia: su sola presencia ya agitaba el partido.
Vinicius, decisivo con el balón
La primera gran acción llegó apenas unos minutos después de su ingreso. El Madrid, que mandaba 0-1 gracias al gol de Mbappé en la primera parte, volvió a percutir con velocidad. Vinícius arrancó desde la izquierda, se asoció en corto y lanzó un pase medido al espacio. Mbappé lo aprovechó a la perfección: control orientado y definición letal. El francés anotaba el segundo tanto blanco, pero el foco no quedó solo en el gol. Durante la celebración, las cámaras captaron cómo Vinícius se encaraba con el árbitro, protestando una acción previa. Mbappé, consciente del riesgo de una posible sanción, se acercó a su compañero y le tapó la boca con la mano, tratando de evitar que sus palabras fueran a más. La escena dio la vuelta al estadio y se convirtió en una de las imágenes del partido.
Más allá de esa polémica, Vinícius no bajó la intensidad. Su fútbol fue directo, vertical y desequilibrante. Cada vez que encaraba levantaba murmullo en la grada, y el Oviedo sufría con sus internadas. La culminación de su noche llegó con el gol. Una jugada elaborada del Madrid encontró al brasileño en posición favorable y definió con precisión, sellando el 0-3 y cerrando el encuentro. Fue su manera de responder en el césped a un contexto que lo había puesto en el centro de la tormenta.
Celebración contra la afición del Oviedo
Sin embargo, su celebración añadió más leña al fuego. Envalentonado por el gol y las constantes críticas de la grada, Vinícius lanzó un gesto provocador hacia la afición del Oviedo, instándolos a “irse a Segunda”. El mensaje no pasó inadvertido: encendió aún más al estadio y provocó indignación en buena parte de los seguidores. Esa mezcla de brillantez futbolística y gestos controvertidos volvió a colocar al brasileño en el ojo del huracán, como tantas veces desde que llegó al fútbol español.
De ahí el discurso de Josep Pedrerol al empezar El Chiringuito: "Qué bueno es Vinicus, qué pereza me da"
El partido de Vinícius en Oviedo, por tanto, no se explica solo desde lo deportivo. Su actuación fue determinante: entró con 0-1 en el marcador, asistió a Mbappé para el 0-2 y firmó él mismo el 0-3 definitivo. Pero todo quedó envuelto en un relato mayor, marcado por la tensión con el árbitro, el gesto de Mbappé intentando frenarle y la confrontación con la afición rival. El balance numérico es claro: un gol, una asistencia y una media hora en el campo que resultó decisiva para asegurar la victoria. Pero el pospartido se alimentó más de las imágenes que de las estadísticas. La bronca de la grada, las protestas al árbitro y el gesto final marcaron la narrativa. En ese sentido, Vinícius volvió a mostrar esa doble cara que le acompaña: futbolista determinante, capaz de resolver partidos con su talento, pero también protagonista recurrente de controversias extradeportivas.
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