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Fútbol

Julián Álvarez le arma un lío a Simeone con su frase al ser sustituido: "Siempre a mí"

El delantero argentino del Atlético de Madrid falló un penalti contra el Mallorca y en la segunda mitad fue cambiado por Sorloth. Éste fue expulsado a los diez minutos

Julián Álvarez falló un penalti en el Mallorca - Atlético CATI CLADERAEFE

El empate entre el Atlético de Madrid y el Mallorcadejó varios focos de atención, pero uno de los más comentados fue, sin duda, el enfado de Julián Álvarez al ser sustituido en la segunda parte del encuentro. En un partido espeso, sin demasiadas luces y con la presión de sumar de a tres, el delantero argentino fue protagonista involuntario, tanto por su desempeño en el campo como por su reacción una vez en el banquillo.

La historia comenzó torciéndose desde la primera parte. Álvarez, titular en el frente de ataque rojiblanco, tuvo en sus pies la oportunidad de abrir el marcador desde los once metros. Un penalti que pudo haber cambiado por completo el devenir del partido y, posiblemente, su propia noche. Pero el disparo no acabó en gol. Ese fallo, aunque no definitivo, pesó en el ánimo de un jugador que venía con ganas de reivindicarse tras haberse perdido los últimos encuentros por lesión.

A pesar del error, Julián no bajó los brazos. Durante los minutos que estuvo sobre el césped, lo intentó. Disparó dos veces a puerta, mostró movilidad y precisión en los toques, con un 87% de acierto en el pase, y buscó asociarse con sus compañeros. Sin embargo, el gol no llegaba, ni para él ni para el equipo. Con el 0-0 aún instalado en el marcador, y con un partido que pedía un giro de guion, Simeone decidió hacer cambios.

Los cambios de Simeone

Fue en el minuto 62 cuando el cartel electrónico mostró el número de Julián. El delantero, aún sudando frustración, se dirigió al banquillo. Su cara lo decía todo. El gesto serio, el paso acelerado y, sobre todo, la frase que se le escapó sin filtro: “Siempre a mí”, dirigida con evidente molestia al entrenador. Una queja que, aunque breve, resonó con fuerza. No fue necesario decir más: en ese “siempre a mí” se concentraban la decepción, la rabia y la impotencia de quien siente que no termina de encontrar su lugar ni la confianza total en el equipo.

No está claro si la sustitución obedecía a un plan previamente acordado por su reciente recuperación física o si simplemente fue una decisión táctica de Simeone en busca de un revulsivo. Lo cierto es que, con el partido en el aire, la apuesta por cambiar al argentino generó ruido. Más aún cuando su reemplazo no logró marcar diferencias claras en el ataque.

La imagen de Álvarez en el banquillo, con el ceño fruncido y sin apenas intercambiar palabras con el cuerpo técnico, contrastó con la compostura habitual del jugador. Quienes lo conocen saben que Julián no es de los que se dejan llevar por impulsos, pero esta vez, la tensión acumulada, la exigencia propia y el peso de las expectativas hicieron mella. Y es que ‘La Araña’ no está atravesando su mejor momento: lejos de su versión más eléctrica y decisiva, el delantero aún no ha logrado enganchar una racha positiva que le devuelva la confianza y el protagonismo que supo tener.

Para colmo, minutos después de su salida, otro hecho insólito aumentó el desconcierto: Alexander Sorloth, quien había ingresado en la segunda parte, fue expulsado poco después de pisar el césped. Apenas duró unos diez minutos en cancha, dejando al equipo con uno menos y reduciendo aún más las opciones de victoria. El Atlético, sin embargo, marcó. Pero después, empató el Mallorca.

Debate con los delanteros del Atlético

El caso de Julián Álvarez genera debate. ¿Está siendo utilizado correctamente? ¿Se le exige más de lo que puede dar en este contexto? ¿Por qué se le sustituye con tanta frecuencia? Las respuestas no son simples. En un club como el Atlético, donde la competencia interna es feroz y cada punto pesa, las decisiones de Simeone suelen ser quirúrgicas. Pero incluso en ese marco, no dejan de generar malestar en quienes sienten que no reciben el mismo trato que otros compañeros.

Para Álvarez, lo ocurrido ante el Mallorca puede ser un punto de inflexión. No por el penalti fallado ni por la sustitución en sí, sino por lo que su reacción evidencia: un jugador que quiere más, que no se conforma, que siente que puede darlo todo pero necesita minutos y confianza.