Atlético de Madrid
La esperanza de la Copa
«A lo mejor en la final solucionamos el problema», asegura el presidente del Atlético, Enrique Cerezo. El equipo viajó ayer a Azerbaiyán
Un día después de la derrota con el Real Madrid, de una nueva derrota, la vida seguía para el Atlético. Los jugadores aparecieron entre serios y sonrientes en la Terminal 3 del aeropuerto de Barajas. Un autógrafo por aquí, una foto por allá con alguno de los pocos seguidores que había o con algún trabajador del aeropuerto... El equipo viajaba a Bakú para disputar un amistoso contra una selección de estrellas del país. Azerbaiyán es uno de los patrocinadores del club rojiblanco y allí acudió a extender su marca.
Enrique Cerezo fue de los primeros en llegar. «¿Mi día? Bien, como todos los demás, me he levantado a las ocho de la mañana», decía el presidente, sin muchas ganas de entrar en profundidad en lo que sucedió en el derbi. «Marcaron un gol más que nosotros», afirmó. «Pero queda el partido más importante, que es la final de Copa. A lo mejor ahí solucionamos el problema», añadió. ¿Y cuál es el problema? «Metieron un gol más que nosotros», insistió. Algo parecido al resumen que hizo Simeone después del encuentro. «Faltó lo que te falta cuando no llega el gol. Desde que estoy aquí es el partido en el que más cerca estuvimos de poder competir», afirmaba el técnico. «Dolor, tristeza», era su resumen del partido. «Pero hay que levantarse y empezar de vuelta». Y aseguraba: «Una victoria va a llegar. Estoy seguro de que va a llegar».
Todos los atléticos se agarran a la Copa para romper la maldición de 14 años sin derrotar al vecino. «Tuvimos ocasiones de marcar. Infelizmente no ganamos, pero todavía tenemos una final y hay que pensar en ganarla», decía Miranda. Sería un triunfo que además daría un título. «Pero después de lo visto...», aseguraba un trabajador en la zona de facturación. Antes de eso quedan dos jornadas de Liga –aunque la presencia en la próxima «Champions» está casi asegurada y los jugadores se pueden tomar con más calma los últimos partidos– y el viaje a Azerbaiyán.
El equipo llegó a Bakú cerca de las 23:30. Allí son tres horas más que en España. Viajó toda la plantilla y en el trayecto los jugadores se dividieron entre los que escuchaban música, se entretenían con un documental de leones, veían un partido de fútbol –un Manchester United-Manchester City antiguo– en las pantallas del avión o dormían, como Arda, que acaba de salir de una lesión y no jugó el sábado, estirado en varios asientos con su gran melena. Pasadas unas horas de vuelo, Diego Costa se puso a charlar con Miranda después de firmar un autógrafo a uno de los auxiliares. «Cata» Díaz se unió a la conversación. El viaje es largo, seis horas, y da para mucho. El brasileño acabó pidiendo algo de comer antes de llegar mientras su compatriota Filipe Luis repetía refresco.
En el aeropuerto de Bakú, todos los trabajadores querían hacerse fotos con los jugadores rojiblancos y las enseñaban orgullosos en sus tabletas. Arda era uno de los más solicitados. Después de pasar lista para repartir los pasaportes, en la puerta, unos 50 aficionados del equipo local esperaban con banderas y con gritos de ánimo al Bakú F.C. Mucho ajetreo para pasar cuanto antes el trago del derbi.
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