Champions League

La rabia de Bale

Perdido en los últimos partidos del Real Madrid, criticado por un sector de su público y con unas estadísticas alejadas de sus números habituales, Gareth Bale acabó este domingo con una la peor racha de su carrera gracias a una buena actuación ante el Levante, que sufrió en sus carnes la rabia del jugador galés.

Era incuestionable que Bale atravesaba por un mal momento. Tal vez el peor desde que su nombre salió a la luz desde el Tottenham inglés y, con seguridad, el más complicado desde que llegó al Real Madrid la temporada pasada.

El choque contra el Levante iba a servir como plebiscito para varios jugadores blancos. Las dos últimas derrotas frente a Schalke (3-4), Athletic (1-0) y el empate con el Villarreal (1-1), dieron pie a una crisis que se veía venir desde hace tres meses. Y, con ella, se vieron arrastrados varios jugadores e incluso el técnico Carlo Ancelotti.

Uno de los señalados fue Bale. Si Florentino Pérez salió al rescate de Ancelotti en una comparecencia inesperada ante los medios de comunicación, también lo hizo por su fichaje estrella del curso pasado. Aprovechó la rueda de prensa del jueves para reivindicar a un jugador que hasta el partido contra el Levante sumaba nueve partidos sin marcar un gol.

“Querer e intentar condicionar la voluntad del entrenador es lo que hace daño. Bale es uno de los mejores jugadores del mundo, los equipos más importantes lucharon y seguirán haciéndolo por contar con sus servicios”, dijo Pérez.

Sin embargo, el presidente del Real Madrid no habló de los máximos representantes del madridismo, el público soberano, que pitó a Bale cuando su nombre fue anunciado por megafonía. Ese fue el inicio del galés, que antes de que el balón echara a rodar escuchó como una parte del Bernabéu expresó su opinión por medio de los pitos.

Y es que los 810 minutos que llevaba sin marcar y un individualismo que salió a relucir en algunas ocasiones de 2015, sirvieron para superar su peor racha de seis encuentros sin anotar de la pasada campaña.

Pero Bale saltó al campo con una actitud diferente a la de los últimos partidos. Mucho más implicado en tareas defensivas, con ganas de agradar y con un fútbol más vertical, por fin consiguió dar con la tecla para volver a ser el jugador que deslumbraba no hace más de cuatro meses.

Pronto consiguió su premio, en el minuto 18, con un derechazo dentro del área tras un rechace a tiro de Cristiano Ronaldo. En ese instante acabó su racha, precisamente con la pierna que tantos quebraderos de cabeza le trae cuando juega en la banda derecha, donde cada partido tiene que acomodar sus centros en perjuicio de su juego.

La celebración de Bale no fue como otra cualquiera. En ella, desató toda su rabia. Primero, con sus críticos, a los que mandó una señal tras llevarse las manos a sus orejas para insinuar que no les escuchaba después de su gol reparador. Al instante, culminó su festejo con una patada a uno de los banderines del fondo norte que tembló como un muelle.

Ese no fue el final de Bale. Después de ese minuto 18, insistió hasta conseguir un segundo premio. Fue inesperado, casi sin querer, pero al fin y al cabo, sirvió para decorar su vuelta con otra diana. Casi al borde del descanso, un remate de Cristiano lo desvió para despistar a Diego Mariño, que no pudo evitar otro tanto del galés.

El Levante no es el rival más contundente para evaluar si Bale está de vuelta. El próximo semana, en el Camp Nou, tendrá su verdadera oportunidad para demostrar que ha dejado atrás su peor crisis. El Barcelona espera al Real Madrid, pero también a Bale, que querrá volver a celebrar otro buen partido, esta vez con rabia o sin ella. EFE