Octavos de final
Lamine Yamal: de desmontar a Georgia con sus regates al piedra, papel o tijera con Nico Williams
El extremo del Barça lideró el ataque de España ante Georgia en la segunda parte y volvió a mostrar su sintonía dentro y fuera del campo con su compañero del Athletic Club
Lamine Yamal espera cumplir los 17 años en la Eurocopa, lo que significaría que España juega la final, ya que el partido que decide al campeón es el 14 de julio y el aniversario del azulgrana es un día antes. Seguirá siendo un adolescente, que acaba de terminar la ESO, algo tímido en los micrófonos, pero muy descarado con la pelota. En la segunda parte contra Georgia, no le quemó la responsabilidad y pidió el balón una y otra vez para hacer pasar un mal rato a Lochoshvilia, Dvali y todas las ayudas que llegaban por la banda derecha del ataque español.
Lamine ya tiene galones, por ejemplo, para lanzar una falta al borde del área que le detuvo Mamardashvili. Fue la jugada que instantes después se convirtió en el tanto que daba la vuelta al marcador. Lamine sólo se tomó un minuto en lamentarse por el tiro libre, se abrió al costado, recibió el esférico y puso un caramelo en la cabeza de Fabián, que consiguió marcar el segundo gol de la Selección, el que traía paz.
Al extremo del Barcelona sólo le faltó el gol para completar un partido que ya fue extraordinario sin él. Fue el que más veces lo probó, con siete remates totales, aunque sólo dos de ellos fueron a puerta. Los otros los bloqueó la defensa o se marcharon fuera. Con su edad, tiene todavía más derecho a equivocarse que otros, y a veces todavía le sucede en la toma de decisiones, pero es un futbolista de esos que condicionan a los contrarios, como se vio en las vigilancias que le pusieron. "Estamos muy contentos por la clasificación. A ver si el gol entra en el siguiente partido", dijo Lamine Yamal.
La complicidad con Nico Williams
El jugador del Barça está haciendo una sociedad fantástica con Carvajal por la derecha, y también con Nico Williams, el otro extremo, el otro joven, en su caso con 21 años. Son íntimos, y cuando el atacante del Athletic Club anotó el tercero, llamó a su compañero para que los dos lo celebran juntos bailando. Al terminar el partido, los "niños" no dejaron de jugar: primero se disputaron a piedra, papel o tijera quién bebía antes agua y después empezaron a tirarse agua de la botellas, lo que muestra la buena sintonía que tienen también fuera del campo.
«Estamos muy ilusionados, pero vamos paso a paso. Si seguimos con este nivel podemos hacer grandes cosas», opinó Nico al finalizar el encuentro.
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