Champions League

Champions League

Los «dragones» golpean primero

El Oporto toma ventaja en un partido que dominó de principio a fin. El Málaga sufrió sin la pelota

Los «dragones» golpean primero
Los «dragones» golpean primerolarazon

El Oporto, gracias a un gol en fuera de juego, derrotó al Málaga en el partido de ida de los octavos de la «Champions» y terminó con la imbatibilidad en Europa de los andaluces. Los de Pellegrini nunca tuvieron el balón y sufrieron de principio a fin.

El Oporto, gracias a un gol en fuera de juego, derrotó al Málaga en el partido de ida de los octavos de la «Champions» y terminó con la imbatibilidad en Europa de los andaluces. Los de Pellegrini nunca tuvieron el balón y sufrieron de principio a fin.

El Málaga afrontó su cita histórica en Oporto con el equipo de gala, con la única baja de Gámez, lesionado, que dejó su plaza a Sergio Sánchez. Y con mucha moral e ilusión. Enfrente, el Oporto. El campeón portugués es uno de los fijos de las fases finales y, además de experiencia, cuenta en sus filas con innumerables jugadores suramericanos, jóvenes, con buen toque de balón y con una condición física envidiable. Su mejor arma es la presión, para robar en cualquier zona del campo y salir en tromba, bien con pases cortos, dirigidos por un sublime Moutinho, o a base de pelotazos largos buscando a Jackson Martínez, una fuerza de la naturaleza, con mucha más técnica de la que cabría esperar de un hombre potente, veloz y físico. Un verdadero peligro, en definitiva. Un cañón a la hora de rematar y un jugador que no necesita ayuda para volver loca a toda una defensa. Sólo ver el balón rondando el área y a Jackson Martínez por allí ponía los pelos de punta a la defensa malagueña.

En la primera mitad, el cuadro de Pellegrini nunca tuvo el balón. Toda la posesión fue local y así, sin el esférico y sin control, el Málaga sufre, y mucho. La presión local fue bestial, aguerrida y entrando con mucha fuerza. Todos los balones divididos terminaban en las botas de los jugadores del Oporto. Los rechaces, también. Esta incomodidad evitaba la salida fluida del balón de los jugadores del Málaga, que no eran capaces de dar dos pases seguidos en ninguna zona del campo. La pelota siempre terminaba en los pies de los jugadores locales, que parecían tener pegamento para llevarse el esférico.

Sin embargo, y a pesar del dominio local, las ocasiones apenas llegaron para el Oporto. Un remate de cabeza de Fernando a la salida de un córner, que se marchó fuera, y un tirito de Jackson Martínez fueron el escaso bagaje del Oporto. Aunque peor fue lo del Málaga, que no la olió, que sufrió lo indecible y que no se acercó a la portería de un nervioso Helton. Lo mejor al descanso era el resultado, empate a cero. Se suponía que el intermedio tranquilizaría a los malagueños y les daría más confianza para buscar su fútbol en la segunda mitad, pero el inicio fue similar a lo visto en los primeros cuarenta y cinco minutos. Balón del Oporto mientras el conjunto de Pellegrini defendía como podía. Así, en el minuto 55, llegó el primer gol de Moutinho al entrar por el centro y rematar un buen pase al fondo de las mallas. Gol muy bonito, pero en fuera de juego que no vio el asistente, y subió al marcador. También el colegiado, el inglés Clattenburg, tuvo su importancia. Dejó jugar al Oporto con fuerza, y en ocasiones, con dureza, mientras que no permitía ninguna falta al Málaga. En varias ocasiones los portugueses arrollaron a sus rivales, pero las faltas sólo caían hacia el lado malagueño. Típico arbitraje inglés, con mucho contacto, y típico arbitraje europeo, más condescendiente con el equipo local y el más experimentado, el Oporto.

Hasta el final, más de lo mismo. Presión del Oporto, rebotes, dominio y sufrimiento de un Málaga que corría y corría sin encontrar el balón, siempre su mejor amigo. Nunca los de Pellegrini se sintieron a gusto en el césped de Do Dragao. Ni un tiro a puerta en noventa minutos, lo nunca visto, es el mejor resumen. Y así es difícil. Pero hay esperanza, el resultado no es malo, la eliminatoria sigue muy viva y todos confían en poder resolver en La Rosaleda, que reventará para la ocasión el 13 de marzo.