Turquía

Los Sub'20 se hacen pequeños

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Un gol de Uruguay en la prórroga eliminó a España de la final de la final del Mundial que se celebra en Turquía.

Los Sub'20 no continuaron con la racha de las selecciones españoles. En la prórroga, agotados y sin puntería, fueron derrotados por Uruguay en los cuartos de final del Mundial de la categoría. España tuvo más la pelota, coleccionó más ocasiones que el rival, pero ganar en las estadísticas no le sirvió de nada. No hizo un gol en 120 minutos, mientras que los suramericanos apenas necesitaron un triste saque de esquina para clasificarse.

Lo mejor y lo peor de la selección absoluta campeona del mundo lo imitaron ayer frente a Uruguay los chicos de la Sub'20. La posesión de balón, el fútbol elaborado y la intención de llevar la iniciativa se ha instalado en los genes de los que visten la camiseta roja. Un estilo, un modo de vivir. Lo que hace Óliver Torres, a su nivel, es tan espectacular como lo que puede hacer Iniesta. Pero, por lo menos ayer, ese dominio, muy claro en la primera mitad y que se fue diluyendo con el paso de los minutos, acabó como algunos encuentros de la absoluta. Con pocas oportunidades, sin goles y con la sensación de que los españoles fueron buenos hasta que se acercaban a las proximidades del área uruguaya. España ganó claramente la posesión del balón, pero no se llevó el partido. Como si se hubiese olvidado de lo importante.

Con el famoso falso nueve, para ganar un centrocampista más, varios centros al área de los futbolistas españoles se perdieron en la nada. Mediada la segunda mitad, cuando Uruguay había abandonado la cueva y cuando con el empate a cero, una jugada podía decidir el partido, el seleccionador español prescindió de un centrocampista y dio paso al punta Alcácer. Tuvo una ocasión clara el delantero, pero no ayudó a recuperar el control del partido. Más que Uruguay, a la Selección la derrotó el cansancio.

Las semifinales de los mundiales Sub'20 se han convertido en la nueva barrera infranqueable. Tras diez años y cinco competiciones, la Selección no supera esta fase. Es una pena para una generación de futbolistas que si no pierden la valentía, alguno de ellos va a tardar muy poco en llegar a la élite. Óliver, Deulofeu, Jesé o Saúl intentan cosas que cuesta ver en partidos de los mayores. El barcelonista a punto estuvo de hacer un gol olímpico, mientras que el centrocampista del Atlético parece capaz de coger el balón y regatearse entero al equipo contrario. Si no lo hace es por no abusar o porque le gusta pasar el balón. En una de las mejores jugadas del partido, tomó el balón en el centro del campo, se fue de dos, pero cerca del área rival, se le ocurrió pasar. La jugada acabó en nada. Como el resto de sus compañeros, hizo un buen partido, pero no fue determinante para romper al conjunto rival.

Uruguay no quiso la pelota, sólo generar problemas. Y confió en su físico. Comenzó con una presión muy arriba, para forzar con éxito los errores de los españoles. Se valía del impulso de Laxalt por la banda izquierda para asustar un poco a un rival que no encontraba el ritmo y chocaba contra el muro celeste del centro del campo. La selección suramericana comenzó mejor y acabó los noventa minutos mejor que España. En el medio, hizo lo que quería: cegar al equipo de Lopetegui, que apenas logró inquietar al portero.

Fue en la primera parte cuando España dominó con más y tuvo las ocasiones más claras. Si funciona la brújula de Óliver Torres es más sencillo jugar al fútbol. El joven futbolista atlético tiene múltiples opciones en sus pies. O combina en corto o cambia el juego en largo o se decide por la jugada individual. Pero no fue suficiente y acabó agotado, sin energías. Deulofeu, mientras, fue de más a menos, con más intención que suerte. Y Jesé, que jugó mejor la segunda parte, no tuvo su día.

No marcar fue descosiendo a España y dando ánimos a Uruguay, que tras el descanso jugó un partido más abierto. Lopetegui hizo dos cambios, cambio el sistema y la tercera sustitución fue por obligación, al lesionarse al final del segundo tiempo el portero Sotres.

Pero no había solución. Con la necesidad, sí que llegó la Selección al área rival. Por fin se decidía, agobiada por la impaciencia. Jóvenes, se creían que tenían todo el tiempo por delante. Y no.