Mundial Femenino
Vilda, como Luis Enrique
La selección femenina presenta el mismo mal que la masculina en el Mundial, la ausencia de un plan B
Fue la derrota contra Japón la que fulminó a la selección de Luis Enrique en el Mundial de Qatar antes de caer en los penaltis contra Marruecos y ha sido otra derrota contra Japón la que ha dado un golpe de realidad a la selección de Jorge Vilda en el Mundial de Nueva Zelanda. La historia se repite, pero no sólo en los resultados. También en las sensaciones.
La composición del grupo y la disposición del calendario eran muy parecidas en los dos campeonatos. La Roja comenzaba con una goleada contra Costa Rica y cerraba la primera fase con una derrota ante Japón. La única diferencia es que en el medio la selección masculina tuvo que enfrentarse a Alemania, con la que empató, y la selección femenina se ilusionó con una nueva goleada ante Zambia. La historia se repite, no sólo en los resultados, también en las sensaciones.
La selección de Luis Enrique terminó su participación en Qatar con la sensación de que faltaba un plan B. Su juego se basaba en la posesión y en el dominio del juego, pero las ideas se acababan cuando el rival presionaba o se encerraba atrás y no encontraba la manera de abrir un hueco. Le sucedió a la selección masculina contra Japón y contra Marruecos y le volvió a suceder a la selección femenina contra las japonesas.
«Japón nos ha defendido muy bien, han salido bien al contragolpe. Nosotras no hemos estado a la altura, pero si hay algún responsable soy yo», admitía el seleccionador, Jorge Vilda.
El cuerpo técnico del equipo español no encontró la manera de poner remedio a los balones de las japonesas que buscaban la espalda de la defensa. Así llegaron los tres primeros goles y el cuarto, de manera parecida, pero después de un saque de banda.
«Me imagino que ahora el equipo estará frustrado», añadía el seleccionador. Y esa era la sensación que transmitía ya cuando se marchaba al descanso sin que nadie pudiera revertirla en el vestuario.
España echó de menos a varias jugadoras de las que renunciaron a la selección después de la pasada Eurocopa. Rocío Gálvez no estuvo acertada como sustituta de Ivana Andrés en el centro de la defensa y surge la duda de qué hubiera pasado si España hubiera podido contar con Mapi León, una de las mejores centrales del mundo. O si Patri Guijarro hubiera estado por delante de ella para proteger a la defensa de esos pases a la espalda. O si por detrás hubiera estado Sandra Paños. Las japonesas dispararon cuatro veces y cuatro goles marcaron sin que Misa pudiera evitarlo. Paños, la portera del Barcelona, ve el Mundial desde casa mientras Vilda convocó a su suplente, Cata Coll.
Las delanteras centro de la selección, Alba Redondo y Esther, estaban en el banquillo. Y, aunque Vilda recurrió a ellas en la segunda parte, no intentó cosas diferentes con ellas en el campo.
El seleccionador insistió también con la titularidad de Alexia. Es, oficialmente, la mejor jugadora del mundo, pero físicamente aún no puede competir con futbolistas como las japonesas. Y su presencia limita la capacidad de acción de Aitana, que en este momento es la jugadora que define el juego de España.
«La derrota nos tiene que valer para reaccionar», dice Vilda.
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