Papel
De Irán de toda la vida
El tanto de penalti que marcó el equipo de Queiroz a Portugal se celebró con tanto entusiasmo en la redacción que parecía que todos teníamos un primo de allí o habíamos pasado nuestra infancia en sus calles
En la redacción de un periódico hay un centro neurálgico, que es donde se toman las decisiones; y un centro sentimental que es, lógicamente, donde están las televisiones. Así que cuando ocurre un acontecimiento, una sesión del Congreso importante, por ejemplo, las y los redactores se acercan a las pantallas, hacen masa y no dejan de mirar la televisión sin perder ni un detalle de lo que sucede.
Vamos a hacer como que sí.
Pero cuando no, las reuniones más multitudinarias ocurren alrededor de la sección de Deportes. Puede (vamos a hacer como que sí) que sea por el atractivo de sus redactores o puede, en fin, que sea porque es donde suelen estar las televisiones más grandes de la redacción. Y, en vez de una sesión del Congreso, siempre hay un deporte puesto en ellas.
Si no te apetece salir a fumar un cigarro uno puede pasarse por la sección de Deportes y ver qué están echando. Puede que sean los Cuatro Trampolines, el campeonato de Europa de K1 o la Vuelta Ciclista a la región del sur de Bélgica.
Es lo mismo, uno llega por allí, echa un vistazo a la tele encendida, dice «qué malo es éste» y se va.
El plan de todos los periodistas deportivos sería un día ir sección por sección del resto del periódico haciendo lo mismo. Pasar por Tribunales y soltar: «Ese juicio está claro, quien mal anda mal acaba»; por Cultura y decir: «Con ese libro no te acostarás sin saber algo más» (porque de todos es sabido que los de deportes no sabemos más que hablar con frases hechas).
Los Juegos Olímpicos son la exaltación del comentario porque son la exaltación de una multitud de deportes de los que nadie tiene ni remota idea: «Cómo le está pegando», es el comentario técnico que se oye en un combate de judo justo antes de que den un punto a favor del que no estaba haciendo nada más que recibir. Pero, sin duda, es el curling el que más inquietudes despierta entre todos los que lo desconocen (es decir, entre todos). Es como si incitara a hacer bromas. Imagino a los nórdicos llegando a España y haciendo los mismos comentarios cuando ven a alguien jugando a la petanca.
El caso es que durante este verano las reuniones en Deportes son una rutina gracias a los partidos del Mundial y si juega España aquello puede considerarse como una manifestación. Sucedió en los partidos de la tercera jornada. De repente, se oyó un aplauso y un grito de gozo unánime cuando marcó Irán. De repente, todos teníamos un primo que nació allí, pasamos la infancia en sus calles o cómo olvidar el Barrio Sésamo iraní.
Portugal casi pierde y yo sólo pude pensar: «Cuando las barbas de tu vecino...».
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