Selección Española

España, víctima de su propia filosofía

El tiqui-taca sirve como sistema, pero hay que hacerlo con mayor rapidez de lo que lo hizo España

Andres Iniesta se lamenta tras la eliminación de España. Detrás, Fernando Hierro. Efe
Andres Iniesta se lamenta tras la eliminación de España. Detrás, Fernando Hierro. Efelarazon

¿Cuál es el motivo de la eliminación?

No olvidemos lo ocurrido con Lopetegui a dos días del comienzo del Mundial. Nos olvidamos de que Fernando Hierro ha sido un entrenador de emergencia y nos centramos en que en el partido decisivo, ante los rusos, España nunca encontró solución a los problemas que planteó Cherchesov. Una defensa de cinco, un muro infranqueable al que no se supo hincar el diente.

¿La filosofía no cambió como había avisado el seleccionador?

No. Y España fue víctima de su propia filosofía. El balón siempre estuvo en su poder, las posesiones fueron larguísimas, el porcentaje también, pero no siempre se acierta cuando eres dueño de la pelota. Cientos de pases horizontales en tres cuartos de campo que no sirvieron para descolocar a los defensores rusos. La idea es la buena, el tiqui-taca sirve como sistema, pero hay que hacerlo con mayor rapidez de lo que lo hizo España. Y hay que buscar en un momento determinado la profundidad de los pases. Y no los hubo. Isco, el más inspirado, lo intentó. Era un equipo previsible, pese a los movimientos del malagueño, Silva y Asensio. Diego Costa tampoco estaba cómodo y los cinco defensores rusos cumplieron perfectamente su cometido.

¿La Selección, además, no supo conservar su ventaja?

Con el tanto de Ignashevich en propia puerta se aclaró un poco el panorama. Rusia no cambió de esquema. España tenía el balón sin hacer daño y llegó el penalti de Piqué. El empate nos devolvía la intranquilidad porque nada cambiaba la lentitud con la que se desarrollaba el juego español.

¿Había sorprendido Hierro con la inclusión de Nacho, Koke y Asensio?

Koke estaba llamado a ser el lugarteniente de Busquets y lo fue. Al margen del penalti fallado en la tanda decisiva, el rojiblanco nunca perdió la posición, se colocó por detrás del azulgrana y el equipo estuvo mejor escalonado que en otros partidos. Los rusos, por cierto, lanzaron muy pocas contras porque siempre jugaron en largo para su torre Dzyuba. Nacho y Asensio cumplieron y fueron protagonistas del gol. Silva estaba más cuestionado, pero fue Iniesta el que se quedó, de salida, en el banquillo.

¿Unos cambios que no elevaron el nivel?

No. El problema no estaba en los jugadores sino en la forma de desenvolverse en el campo ruso. La segunda parte varió poco el ritmo español y sólo al final, con la presencia de Iago Aspas y Rodrigo, hubo llegadas y disparos a la portería de Akinfeev. Eran las últimas salvas de una Selección atascada, sin ideas, sin velocidad de pensamiento para ejecutar las jugadas y que se lo jugó todo a la ruleta rusa, a la lotería de los penaltis, porque la pizarra de Hierro no funcionó y los rusos, con perdón, hicieron mejor su trabajo. Un trabajo estajanovista, muy feo, plenamente basado en la fuerza defensiva, en los pelotazos y que no puede gustar a nadie. Así es el fútbol.

¿Como se presenta el futuro de la Selección?

Las decisiones las tendrá que tomar Rubiales. Tendrán que ser meditadas y pensadas. Llega un nuevo ciclo. No parece que con Hierro. En las próximas semanas más.