Fútbol

El Barcelona gana a Osasuna con un gol de penalti de Lewandowski (1-2)

El gol del polaco resuelve un partido bien peleado por Osasuna y con varias acciones polémicas. Debutaron en el Barça Joao Félix, Cancelo e Íñigo Martínez

PAMPLONA, 03/09/2023.- El delantero polaco del FC Barcelona Robert Lewandowski (2d) celebra su gol, segundo para su equipo, durante el encuentro correspondiente a la cuarta jornada de primera división que disputan hoy domingo frente al FC Barcelona en el estadio de El Sadar, en Pamplona. EFE/ jesus Diges
Lewandowski y Ferran Torres celebran el gol de la victoria del Barcelona ante OsasunaEFE/Jesus DigesAgencia EFE

Un gol a balón parado alivió al Barcelona en una primera parte en la que jugó mal, o mejor dicho, en la que Osasuna fue mejor. En el primer minuto amenazó el equipo de Xavi con un tiro al palo de De Jong y el posterior rechace fuera de Lewandowski. La opción era clarísima, pero tendría que haberse revisado por una posición anterior de Gündogan. Parecía que el Barça salía decidido a por el triunfo, pero pronto se dio cuenta de que su rival no estaba por la labor de rendirse. Con muchos cambios en el once de Arrasate, hasta nueve respecto al partido de la Conference League en la que los "rojillos" cayeron con mucho honor contra el Brujas, quería el técnico refrescar a los suyos. No fue un arranque como todos esperaban. No era el balón monopolio de los azulgrana. Lo tenía Osasuna también, y lo manejaba con más idea. El Barcelona lo movía sin encontrar espacios, excepto cuando Frenkie de Jong rompía líneas con sus arrancadas, pero no conseguía alcanzar la zona de peligro con claridad, con Lewandowski entre perdido y desesperado cuando recibía de espaldas. Vio una amarilla por cubrirse con el antebrazo e impactar con él en la cara de Herrando. Lo protestó, en esta semana en la que el delantero ha sido noticia por las quejas contra los árbitros españoles en un medio polaco.

El "9" estaba desconectado y Lamine Yamal, el chaval que siguió de titular pese a que ya está Raphinha, lo intentó en un par de ocasiones aisladas. Se defendía bien Osasuna y buscaba mejor la manera de hacer daño, con la calidad de Aimar Oroz en el centro, la habilidad de Rubén García y la verticalidad de Arnaiz, que en una de sus llegadas centró, pero la pelota tocó en Koundé y se envenenó y obligó a Ter Stegen a tirar de reflejos. Mejor todavía estuvo el portero alemán cuando entre Areso y Rubén García, que hizo la pared de tacón, la liaron por la derecha. El pase atrás dejó a Oroz en una posición inmejorable, pero no llegó a rematar del todo bien y el guardameta barcelonista evitó el gol. Estaba más feliz Osasuna, pero en las acciones a balón parado se parte de cero, todo se iguala, y justo cuando empezaba el descuento, Koundé remató a la red el córner que sacó Gündogan. Fue una acción polémica porque el francés toca por la espalda a Pablo Ibáñez, que quedó tendido en el césped. Tampoco es un empujón escandaloso. Pidió falta el conjunto pamplonés, pero al árbitro, Ortiz Arias, se le pudieron leer los labios: "No hay nada". Dará que hablar.

Osasuna en realidad tenía que intentar hacer lo mismo, porque en lo futbolístico estaba bien. Sucedió algo parecido a lo de la primera parte. Unos minutos iniciales con el Barça más suelto, pero después la intensidad de los chicos de Arrasate volvía a imponerse. El técnico cambió a toda su delantera con la entrada de Barja, Budimir y Ávila y durante muchos minutos logró meter a su oponente en el área. El Barcelona tenía que sobrevivir, y lo hacía liderado por el poderío de Christensen, pero jugó con fuego y se quemó porque Ávila encontró un remate espectacular al borde del área (antes había intentado uno clavado) en una acción muy mal defendida por Balde, Oriol Romeu y Koundé. En ese momento ya había debutado Cancelo y después lo hizo Joao Félix. Aportaron pelea y poco más. Sólo llevaban un entrenamiento y dos días con el grupo. El tanto desató la locura en El Sadar. Era más que merecido por méritos futbolísticos, pero la pegada del Barcelona terminó siendo decisiva. Una de los pases de De Jong, el mejor de su equipo, encontró por fin a Lewandowski, que controló con el pecho y superó a Catena, que le agarró un poco. También abierto a interpretaciones.

Pitó penalti el árbitro y lo revisó. Todo el mundo estaba de los nervios, pero lo que fue a ver al monitor es si el central merecía la roja, no la amarilla como había señalado. Cambió su decisión. El delantero polaco pidió el balón y marcó.

Osasuna lo siguió intentando con diez y protestó una jugada entre Íñigo Martínez y Ávila que consideraron igual a la de Catena. El Barcelona trabaja y pelea, pero le falta fútbol.