Lamine Yamal es el tipo de jugador que puede hacer olvidar la edad, la presión y la lógica del fútbol. Con solo 17 años, el extremo del FC Barcelona volvió a ser un elemento diferencial en el trepidante empate (4-4) contra el Atlético de Madriden la ida de las semifinales de la Copa del Rey. Su rendimiento fue una combinación de descaro, talento y madurez impropia de su edad, suficiente para desquiciar a Javi Galán, superado en cada duelo individual.

El partido ofreció el marco perfecto para evaluar el impacto de Yamal en el Barcelona de Hansi Flick. Su conexión con Robert Lewandowski, su capacidad para desbordar y la facilidad con la que genera espacios lo convierten en un jugador imprescindible para el equipo. Sin embargo, su progresión está acompañada de un dato inquietante: no ha marcado en LaLiga desde el 26 de octubre de 2024, cuando lo hizo en el Clásicoante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.

Cien días sin ver puerta en el campeonato doméstico. Trece partidos, 820 minutos, 39 remates. Una anomalía estadística para un futbolista que había comenzado la temporada con un ritmo goleador notable: cinco tantos en los primeros once encuentros de LaLiga. Lo más llamativo es que esta sequía es exclusiva del torneo de la regularidad. En la Champions League, la Supercopa de España y la Copa del Rey, Yamal ha mantenido su producción ofensiva con cierta regularidad, como demostró contra el Atlético.

Más allá del gol, Yamal sigue siendo un jugador estructural para el Barcelona. Su impacto se mide en otros registros: lleva 14 asistencias en la temporada y es un recurso indispensable para desatascar los ataques del equipo. Flick le sigue considerando un fijo en el once, convencido de que su influencia va mucho más allá del dato goleador.

El debate en torno a Yamal ha alcanzado incluso el ruido mediático. En programas como El Chiringuito, su sequía goleadora ha sido motivo de discusión y, en una muestra de la sensibilidad de los futbolistas a la sobreexposición, el jugador ha respondido con un gesto más propio de su generación que del fútbol tradicional: dejó de seguir en Instagram a Josep Pedrerol, presentador del programa.

Nada de esto debería distraer lo esencial: Lamine Yamal es un futbolista extraordinario en plena fase de evolución. Con 17 años, está sometido a una exigencia que pocos jugadores han enfrentado a esa edad. Su talento no está en cuestión. La confianza del cuerpo técnico y el entorno del club serán fundamentales para gestionar su crecimiento sin caer en la impaciencia de quienes exigen la inmediatez del rendimiento. La pregunta no es si Yamal volverá a marcar en el torneo doméstico, sino cuándo lo hará. Y si algo ha demostrado hasta ahora es que, tarde o temprano, encuentra la manera de responder.s