Selección Española

Cuando el fútbol es de verdad

Alemania y España empataron en un extraordinario amistoso. Isco e Iniesta demostraron que juntos pueden hacer grandes cosas

Cuando el fútbol es de verdad
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Alemania y España empataron en un extraordinario amistoso. Isco e Iniesta demostraron que juntos pueden hacer grandes cosas.

Cuando juega la Selección, Isco se siente Isco e Iniesta vuelve a ser Iniesta. Y entonces es cuando España sigue siendo España. La que parecía haberse marchado en los dos últimos campeonatos, con la transición entre los campeones del mundo y los que venían detrás a medio hacer. Cuando unos ya no eran lo que fueron y otros todavía no eran lo que serían. Pero pasa el tiempo y el balón que va de los pies de Iniesta a los de Isco junta a las dos generaciones y el fútbol vuelve a ser especial.

Sin la incomodidad de un adversario que se niega a jugar al fútbol, por miedo o por incapacidad, como suele sucederle, y sin la presión de un partido oficial, España sólo tenía que divertirse. El único riesgo era que enfrente estaba la actual campeona del mundo, capaz de hacer cosas como ese disparo de Müller desde fuera del área que De Gea no pudo alcanzar y que suponía el empate a uno.

Remates como ése son una de las pocas cosas que el conjunto germano conserva de aquella «consistente» Alemania de los 80 en la que brillaban los tractores y «bajitos» como Littbarski eran una exótica excepción.

Alemania juega. Y España también. Y no tardaron en demostrarlo. La Roja presionaba para robar la pelota cerca del área rival y así le llegó a Iniesta el balón que metió entre los centrales para que Rodrigo aprovechara su zancada y marcara el primer gol. Sólo se habían disputado seis minutos, pero no había riesgo de que aquello fuera un espejismo.

El partido tenía el ritmo de cualquier partido oficial, con idas y vueltas camino de las dos áreas. Y con porteros. Porque Ter Stegen apareció, por ejemplo, para desviar un remate en el área pequeña de Isco después de una gran jugada de la Roja. Y De Gea, que dejó alguna duda de si podía haber hecho algo más en el gol de Müller, hizo lo imposible para detener los disparos de Draxler y Gundogan, que puso el interior para pegar con suavidad la pelota al poste. Pero ahí también llegan las manos del portero español.

Con los cambios, España perdió presencia y Alemania ganó terreno. Sin Iniesta, Isco y Silva a España le costaba más llegar a la portería de Ter Stegen. Y Diego Costa, cuando tuvo su oportunidad, la estrelló en el cuerpo de Boateng. Era el regreso del hispanobrasileño a la Roja después de nueve meses. También el de Lucas Vázquez, que sólo había jugado en el primer partido que dirigió Lopetegui contra Bélgica. Rodri fue el único de los nuevos al que hizo debutar el técnico español. No estaba Busquets y es el futbolista que más se le parece de los que tenía ayer el seleccionador. Aunque sólo le dio unos minutos.

Al menos podrá decir que se estrenó en un extraordinario partido, en el que el único motivo era el fútbol. Alemania y España lo respetaron y dignificaron la figura de los amistosos.