PSG-Inter: dos bloques sin superestrella en la final de la Champions League

El sucesor del Real Madrid en el trono del fútbol europeo va a ser un equipo de autor, un bloque moldeado por el carácter y las ideas de su entrenador. En una de las esquinas del cuadrilátero, el PSG de Luis Enrique y, enfrente, el Inter de Simone Inzaghi. Dos equipos sin una súper estrella que lo acapare todo y basados en un bloque poderoso en el que cada uno sabe muy bien su función. «Queremos hacer historia», dice el técnico asturiano, muy satisfecho de la evolución de los suyos esta temporada, pero consciente de que la gloria solo se puede tocar ganando la final de este sábado en el Allianz Arena de Múnich.

En dos temporadas, Luis Enrique le ha dado la vuelta al proyecto de Qatar para ganar la Champions League. Con mucho dinero invertido y fichando la estrella de cada momento a base de talonario no llegaron al objetivo, así que se pusieron en las manos de un técnico apasionado de la bicicleta, un pasatiempo que usa además para pensar en solitario y dar con ideas que pueda aplicar a su plantilla. Este París Saint Germain es mucho más reconocible en cuanto a una idea de juego, con un centro del campo muy creativo (Vitinha, Joao Neves y Fabián Ruiz) y dos puñales por las bandas, sea quien sea que juegue. No le hace falta a Luis Enrique un delantero puro, aunque la falta de puntería le castigó en una fase de Liga en la que sufrió hasta las tres últimas jornadas, cuando resurgió desde unos raquíticos cuatro puntos hasta meterse en la repesca y convertirse en un peligro. Cuando llegó a París, «Lucho» quería dejar su sello y está camino de un triplete histórico y de darle al PSG su primera Champions.

Enfrente va a estar el Inter de Simone Inzaghi. Como futbolista siempre estuvo a la sombra de su hermano Pippo, pero en los banquillos ha superado al primogénito. En cuatro años ha creado un equipo que intenta hacer un fútbol total, intenso en todas las zonas del campo y muy directo en la transición ofensiva. El referente es Lautaro Martínez, un enorme jugador, aunque no un megacrack. El Inter estuvo asomado al precipicio cuando la vuelta de semifinales ante el Barcelona se terminaba, pero encontraron el gol que les llevaba a la prórroga y ahí mostraron que son un vestuario con mucha personalidad. Este grupo ha alcanzado su segunda final de la Liga de Campeones, después de la que disputó hace dos temporadas y que perdió ante el City de Guardiola. El club busca la cuarta «orejona», tras su último éxito, hace ahora quince años, en el Santiago Bernabéu, con Mourinho en el banquillo y Materazzi y Diego Milito en el campo.

Este año han cedido en la Serie A ante el Nápoles y no ganaron la Copa, pero este sábado es el día más importante, lo mismo que para el PSG. Dos equipos con mayúsculas que se juegan el trono europeo.