Fútbol

Real Madrid - Braga (3-0): Vida y goles sin Bellingham

El Real Madrid ganó al Braga con los tantos de Brahim, Vinicius y Rodrygo. Lunin paró un penalti al principio. A falta de dos encuentros, ya está en los octavos de final

MADRID, 08/11/2023.- El centrocampista del Real Madrid Brahim Díaz (d) celebra junto a sus compañeros tras marcar ante el Braga, durante el partido de la Liga de Campeones que Real Madrid y SC Braga disputan este miércoles en el estadio Santiago Bernabéu, en Madrid. EFE/Kiko Huesca
Real Madrid - Braga: El equipo de Ancelotti ya está en octavos de la ChampionsKiko HuescaAgencia EFE

Como en el Real Madrid cada partido un examen y no hay mañana en las derrotas, el choque contra el Braga, en vez de ser un partido más de una Champions que está siendo modélica para los de Ancelotti, se había convertido en un asunto crucial, otro más, para el entrenador y para los jugadores. Sobre todo para los de ataque. El empate sin goles contra el Rayo había hecho que muchos dudasen del papel de Vinicius y Rodrygo en este arranque de temporada y de la efectividad goleadora del equipo sin Bellingham, un futbolista descomunal, pero que tras su golpe en el brazo no llegó a tiempo para el cuarto partido de la Champions.

El que por cierto, dio el pase al Real Madrid a los octavos de final. Aún con dos encuentros por jugar, el equipo que más domina esta competición volvió a demostrar que conoce todos sus resortes, en los partidos decisivos, como son las eliminatorias y también en la fase de grupos, esa que termina esta temporada. Otros han fallado algunas veces, el Madrid, cuando las ha jugado nunca. Esa es la presión que se pone este equipo: fallar en la fase grupos es un fracaso absoluto que nunca estuvo permitido. Eso es exigencia.

Y con esa exigencia y con esa presión para jugadores tan jóvenes como Vinicius y Rodrygo, el Real Madrid ganó al Braga sin sufrir y dejó los debates para la próxima vez que sufra un desliz.

Sin Bellingham, Ancelotti puso a Brahim en el equipo titular, quizá el futbolista más «injustamente» tratado por el técnico si comparamos lo que ha hecho en el campo con los minutos que tiene. Cada vez que ha aparecido, sean momentos muy cortitos o aisladas titularidades, ha aportado algo distinto: valentía y un fútbol que sin complejos, mira hacia delante. Brahim tiene regate, ve bien el fútbol y marca. Como hacía de Bellingham, marcó el primer tanto del partido llegando muy veloz al área pequeña. Hizo buen partido Brahim y eso pone en un pequeño brete a Ancelotti. Ahora, en cuanto, no le utilice durante una serie consecutiva de partidos, va a tener que dar explicaciones. Aporta mucho, pero el entrenador no le encuentra sitio. El aplauso que se llevó al ser sustituido fue una clara toma de posición por parte de la grada.

Brahim encarriló un partido que antes ya había puesto en la dirección correcta Lunin, portero inesperado. Kepa salió a entrenar con el resto de sus compañeros y fue ahí cuando se lesionó. Lunin, que sólo había jugado antes de la llegada de Kepa, tuvo que prepararse para lo que no había pensado. Probablemente, a las siete de la tarde pensaba que iba a estar dos horas pasando frío en el banquillo, quizá comiendo pipas y un poco después de las nueve de la noche estaba parando un penalti que le podía haber complicado bastante la noche al Real Madrid.

Lunin se tiró muy rápido hacia la derecha y desvió el tiro. La falta en el área la había hecho Lucas Vázquez, lateral titular y algo despistado al principio. Bruma, el jugador del Braga que caía por esa zona del campo, le complicó la vida al principio, pero pasado el susto Lucas se puso en sus sitio y después fue fundamental en el segundo tanto del Madrid, el que marcó Vinicius. Un tanto muy reivindicativo de su talento, del que no se puede dudar.

El Madrid tuvo un partido plácido desde el gol de Brahim porque se quitó el peso de los tantos marcados y jugó sin presión. Con varios campos en el equipo, Camavinga hizo de interior para seguir dejando señales a Ancelotti que es ahí dónde juega y Valverde fue recorriendo caminos de ida y vuelta, de portería a portería, sin suerte en la contraria.

Contra el Rayo, eso pesó, contra el Braga no, porque los delanteros hicieron acto de presencia.

Rodrygo dejó constancia de que es bastante más que un delantero y seríamos injutos si sólo le juzgamos por los goles. Estuvo en todos los tantos del Madrid, arrancando desde atrás y acabó su faena con un gol muy suyo. Una contra con Vinicius (pues el Madrid estuvo más cómodo cuando pudo correr en la segunda mitad), acabó con una dulce vaselina al portero que se tiraba al suelo.