Madrid
Ronaldo aún tiene algo que decir
Cuatro goles del portugués en una excepcional segunda mitad barren al Celta, que al final se llevó siete.
Cuatro goles del portugués en una excepcional segunda mitad del Real Madrid en el Santiago Bernabéu barren al Celta, que al final se llevó siete.
Es el martes el día que vuelve el Madrid a la competición que le puede dar sentido a esta temporada tan extraña y la Liga sirve para ir recuperando la autoestima, las buenas sensaciones y los jugadores lesionados. Para todo eso ha servido la segunda parte contra el Celta, en la que el equipo de Zidane ha arrasado al rival, con Ronaldo a la cabeza.
Después de una primera parte burocrática, con demasiado orden y algo de miedo al juego del rival, pero con el gol de Pepe como buena noticia, la segunda mitad fue un vendaval blanco, un equipo lanzado y veloz, con profundidad y presión, con mando en el partido, empequeñeciendo a un contrario tan digno antes, tan invisible después, noqueado por la furia de Cristiano, que acabó el partido con cuatro goles y mirando al choque del martes. La temporada no se ha acabado aún, dijo el portugués con los goles, aún pueden llegar días buenos.
Era un Madrid de prueba, sin su centro de campo principal, con Mayoral de delantero y Lucas Vázquez en un lado. Fue un equipo disciplinado y ordenado durante mucho tiempo, que sabía que no podía dejar jugar al rival porque el Celta te hace un lío en cuanto menos te lo esperas. Los de Berizzo quisieron dominar y pudieron marcar con un remate de Iago Aspas a la escuadra, pero en la primera parte, pese a sus buenas intenciones, fue más plana de lo que les hubiese gustado. No pasaron de buenas intenciones y de groseros despistes en los balones parados. El Madrid encontró ahí el tesoro que no había buscado con especial ahínco. Fue Pepe quien, tras un saque de esquina de Isco, abrió el marcador antes de llegar al descanso y alivió a un público que había empezado protestando y tenía muchas ganas de silbar a los futbolistas.
Empezó la segunda parte y empezó otro encuentro. Fue un gran Madrid, una fiesta inesperada estos días de incertidumbre y sin saber a qué atenerse. Con Casemiro y con Pepe y Ramos atrás, el equipo presiona arriba. Mayoral aporta el hambre de todos los canteranos que quieren comerse el mundo y no conoce los límites y Lucas Vázquez corre por todos: para atacar y para no dejar a Carvajal solo contra Nolito. Fue un Madrid que mordía cerca del área rival y que derritió al Celta. Sólo Iago Aspas apareció para marcar un gol testimonial, cuando su equipo ya había sido derrotado.
A los pies de Ronaldo, el Madrid pudo al rival y también con las dudas del público. Un golazo del portugués desde lejos hizo que se callase ese rumor tan típico del estadio que anuncia una tormenta. Cristiano tiró de lejos, batió al portero rival, hizo un gesto al público con la oreja y empezó el huracán blanco. Al portugués se le abrió el apetito y contagió a todos. Isco se animó, recuperó una alegría que se le ha escapado, Kovacic recobró el dinamismo. Todo lo que pasaba por las botas de CR7 era peligro. Marcó de falta, casi marcó otra y el resto del equipo se subió al tren.
Aprovechó Zidane para dar minutos y juego a Bale, que se colocó en la banda izquierda del ataque y a Marcelo, que se situó detrás. Era un equipo ofensivo y también ordenado. Además, también tuvo minutos Jesé, para que marcara un golazo. Como Bale. Como los cuatro que había hecho Ronaldo. Nadie se atrevió a pitar entonces. Ahora llega la Roma y la “Champions”. La temporada.
► El partido, minuto a minuto
► Zidane defiende a James
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