Champions League
Real Madrid-Sheriff (1-2): Sorpresa en el Bernabéu
El conjunto moldavo se adelanta en un buen contragolpe. Empató Benzema de penalti, pero el equipo rival volvió a marcar
Decía Ancelotti hace muy pocos días que no se alegraba para nada de lo que le sucedía al Barcelona, que los malos momentos llegarían y que hay que estar preparado para eso. Tiene una larga carrera de entrenador para no destilar sabiduría. Bueno, pues el mal momento ha llegado. No es un gravísimo momento, pero sí el que enciende algunas leves alarmas en el Real Madrid. Empató contra el Villarreal en un partido al que no le encontró las vueltas y perdió contra el Sheriff en Champions, un pequeño chasco para el optimismo que hace sólo una semana desprendía este equipo.
Sigue siendo, como le ocurría con Zidane, un conjunto inestable, que echa mucho de menos laterales largos para crear peligro, que depende en exceso de la verticalidad de Vinicius y que tiene renovados problemas en defensa. Un equipo que necesita más equilibrio para competir en distancias largas y que ha perdido el gol que había encontrado.
El Sheriff, el equipo que más llama la atención de toda la Champions por su nombre, por sus idiosincrasia y porque es también un manifiesto político, está, además, llamando la atención por la cosas que está haciendo en el comienzo de la competición. Ganó el primer partido y se fue al descanso del Bernabéu ganando, tras marcar un gol en su única llegada y cerrar bien los caminos a su portería. Era, después, cuestión de aguantar al Madrid, una cuestión nada menor. Parecía que no lo iba a conseguir, porque Vinicius había despertado y porque defendía cada vez más cerca de la línea de gol con el equipo local ya a la carga. No sólo resistió: marcó también en la segunda parte, en su segunda llegada del partido y en el grupo del Real Madrid y del Inter, es el líder. El Sheriff es quien manda. Una delicia absoluta para los que disfrutan con titulares de juegos de palabras
De Vinicius depende el Madrid quizá más de lo que debería. Estuvo en su versión más errática en la primera mitad, esa en la que los tiros que pretende con efecto le salen rectos, pero recuperó su mejor versión, la decisiva en la segunda mitad para tirar de un equipo del que Ancelotti ya había hecho los cuatro cambios de golpe y que se lo tomó a vida o muerte. Y fue muerte. Con un centro del campo con Modric, Kroos, Vini y Rodrygo, más Jovic y Benzema arriba, era al ataque total, pero no le salió.
Su dos centrocampistas estelares salieron después porque quiere Ancelotti dar descansos a Modric, también cuando no está Kroos y, aunque le funcionó de fábula contra el Mallorca, se lo va a pensar más en el futuro. Porque el ímpetu goleador con el que empezó el Real Madrid la temporada se ha relajado en los últimos partidos y una vez vistas las virtudes, empiezan a asomar algunos aspectos que tiene que mejorar el italiano para hacer del Madrid un equipo fiable durante toda la temporada. Y le falta juego.
Además, cuando estaba dominando y el rival no conocía la cara de Courtois, se llevó un gol: fue un clásico del fútbol, ejecutado con precisión: apertura a la banda, llegada al área, centro y remate de cabeza. Puede ser el tanto más repetido en la historia de este deportes y el Sheriff lo hizo tan limpiamente, el remate fue tan sencillo, con tiempo para buscar el hueco y por ahí abajo la pelota que parecía un entrenamiento de colgar balones. También le fue fácil en la segunda parte.
En cambio, lo que el rival hizo dos veces en dos llegadas, al Madrid le costó horrores. Le está penalizando no tener un lateral derecho del que se fíe Ancelotti, porque pierde profundidad por las bandas y es un equipo más estrecho. Contra el Sheriff empezó Nacho y acabó Valverde. En la izquierda, comenzó Miguel y terminó Camavinga. Fue un Madrid con ganas pero romo. Un poco, un Madrid Hazard: que parece que sí, que hace cosas que están bien, pero que no terminan en nada concreto.
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