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Champions

Shakhtar-Real Madrid (0-5): El Madrid recupera su identidad y se da una fiesta

Gran partido de los de Ancelotti en su regreso a la Champions. Vinicius destrozó a la defensa rival, mientras Benzema, Modric y Kroos subieron el nivel del equipo

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Como en el último partido contra el Sheriff el Real Madrid ya había completado su cuota de despistes en la fase de grupos de la Champions, no podía permitirse un error más con el que enturbiar el futuro, así que Ancelotti, como había anunciado el día antes, volvió a lo clásico, a lo más competitivo que tiene y que es lo que le suele dar resultados: el sistema 4-3-3, con los tres centrocampistas que han dejado ya una huella imborrable en la historia del club y tres delanteros arriba que te pueden hacer un roto en cualquier momento. Fue un Madrid más reconocible que nunca, sin experimentos o jugadores fuera de sitio, un equipo ordenado y que mostró la identidad esa que estaba buscando tanto el entrenador y no terminaba de encontrar. Todo funcionó como debía: del talento de Vini para hacer dos goles y romper al rival con espacios, hasta la clase de distribución de Kroos o Modric y, ésta vez, con Mendy en la banda, sin un error atrás.

El entrenador italiano, antes del parón,había hecho pruebas, por las lesiones, pero también porque, en los primeros días del curso, otras opciones le habían dado resultado en los primeros encuentros del curso. Sin embargo, tras el pequeño bajón, y como ahora vienen las cosas serias, se ha dejado de experimentos. El Madrid va a ser, a partir de ahora, el que se vio en Kiev, con algunos retoques, según sean los encuentros o los rivales, pero agarrado a lo clásico. Así ganó el choque de la Champions en Ucrania, con brillantez, recuperando las sensaciones de hace un mes, vuelve a encarar la competición con optimismo y llegará al Camp Nou el domingo con las ideas muy claras y listo de nuevo.

El Real Madrid se encontró, al empezar con el Shakhtar que se esperaba: un equipo que intenta dominar el partido con la pelota y que no tiene prisa. Durante los primeros minutos del choque, los centrales del equipo local hasta se paraban para esperar la presión del Real Madrid. No cayó en eso el equipo español, que sabía lo que tenía que hacer.

Estaba prohibido desdibujarse y despistarse atrás, que ya han sido varios los errores que han pesado en el conjunto blanco. Así que esperó bien resguardado hasta que se hizo con el partido. Fueron los delanteros primero quienes sacaron la cabeza en rápidas transiciones, que hicieron que el Shakhtar perdiera las certidumbres que hasta entonces tenía y comenzar su desaparción: pese a gobernar el balón, no tenía el dominio y después, ya perdió todo.

Sin Hazard ni Bele y con Lucas como lateral derecho, Rodrygo fue el hombre elegido para acompañar en ataque a Benzema y a Vinicius. Es un futbolista más que interesante, porque toca la pelota con precisión y ve bien el fútbol. Le da buena salida al balón y tiene remate como se vio en el cuarto tanto. Lo que no tiene es la mecha de Vinicius, que crea un incendio en el rival en cuanto puede. Vini se chocó con Dodo durante la primera parte y después, Dodo no le encontró a él. El primer gol del brasileño fue una jugada de equipo, en un robo de Benzema (que además de marcar, hace de todo y todo bien) y un pase mágico de Modric, pero el segundo fue un invento de brasileño, que fue, como siempre, contra todos... y ganó. Los dos goles quitaron el sabor de boca que había dejado el primero, antes del descanso: en propia meta tras un despeje (o algo así) de un defensa local.

El Real Madrid evitó cualquier peligro, lo que es una noticia notable en este equipo. Casemiro era uno de los futbolistas a los que más se miraba por su estado de forma y el choque dejó muy buenas noticias de él.

De todo el equipo, en realidad: manejó el encuentro a su antojo: supo también tener la pelota cuando lo consideró necesario y supo refugiarse y salir rápido cuando Vinicius ya estaba encendido. La segunda parte fue un festival del brasieño, lo que aumenta las buenas sensaciones de un grupo al que el descanso le ha venido fenomenal: ha recuperado a sus mejores futbolistas y ha vuelto a encontrar la identidad perdida.