Champions

Real Madrid - Chelsea (2-3): Así, así revive el Real Madrid

El equipo de Ancelotti se planta en semifinales tras un partido tremendo. Estuvo eliminado, pero sobrevivió

A veces, hay que sobrevivir, aunque no sea tu momento y lo sepas, aunque todo se ponga en contra, hay que resistir, porque te guía la esperanza, porque todo cambia en un instante que ya no se esperaba, cuando la tormenta apenas dejaba ver más allá. No sabes cuándo va a sacar el exterior del pie Modric para iluminar cuando la oscuridad ya casi lo envuelve todo. No sabes cuándo va a aparecer la pareja de la temporada: el pase de Vinicius a Benzema, la jugada que es una bandera para meter al Madrid en semifinales de la Champions. Su competición, la de la épica, por supuesto, pero también la del sufrimiento.

Estuvo contra las cuerdas durante toda la segunda parte, estuvo eliminado varios minutos, pero encontró el aire para agarrarse con la punta de los dedos al barranco y saltar cuando el desánimo era lo más sencillo. Acabó con Carvajal de central junto a Alaba, con Lucas en una banda, con Marcelo en la otra. Una defensa casi inexplicable y en la que cada balón alto al área daba miedo, pero llegó casi de milagro al minuto 90 y una vez ahí, una vez ahí, la playa era suya.

Se fue Kroos cabreado con el cambio en el minuto 72, cuando con dos goles en contra y la situación cada vez peor, Ancelotti eligió las piernas de Camavinga porque veía que el equipo estaba hundido y se hundía más. Ya habían anulado un gol a Marcos Alonso y en dos minutos llegaría el tercero del Chelsea. Pero Camavinga dio cuerpo al equipo y empezó a levantarse.

Porque en la segunda parte, el Madrid se fue diluyendo ante el fútbol del Chelsea, sin respuestas, defendiendo atrás y, peor, defendiendo mal. Con la alegría del partido en Londres, pasó más o menos inadvertida la amarilla a Militao, que suponía sanción. No sabían entonces los madridistas cuánto le iban a echar de menos. En el primer gol del Chelsea, los dos centrales, Nacho y Alaba, saltaron a la vez y Mount pasó sin que nadie le exigiese nada. En el segundo tanto, Rudiger, extrañamente emparejado con Modric en ese saque de esquina, se quitó de encima al croata y Alaba no llegó por un pelo para despejar la pelota. Faltó contundencia atrás y eso lo aprovechó el Chelsea para dejar claro que a unc campeón de Europa no se le elimina de cualquier manera. Tuvo carácter el equipo de Tuchel, pero si noventa minutos son largos en el Bernabéu, 120 lo son más.

No estaba nada confiado el equipo de Ancelotti pese a la ventaja de la ida y el desarrollo del partido le dio la razón. El Chelsea fue un equipo distinto, con más personalidad, paciencia y recursos que no había mostrado, mientras que el Madrid también cambió, pero para mal. Sin contundencia atrás, se sintió frágil según pasaban los minutos y lo peor fue que en ataque sólo encontró a Benzema en la prórroga, a tiempo. Antes, tuvo que ser Rodrygo el que alargase la vida del equipo español. El brasileño, como Camavinga, como Marcelo o Lucas fue uno de los cambios de Ancelotti, que mejoraron al equipo.

Se esperaba una salida en tromba del Chelsea, mandar el mensaje de que iba a por todo, pero ni quiso ni le dejó el equipo local. Fue una primera igualada, con un Madrid aseado, pero romo y un Chelsea con precauciones. Había aprendido que no podía dejar que Vinicius corriera y para evitarlo tampoco podía irse al ataque a vida o muerte. Un detalle podía cambiar el partido y fue el gol de Mount el que puso al partido la cara que quería el Chelsea. Su plan había funcionado: había frenado al Madrid y estaba más cerca en el marcador. El Madrid acusó el golpe y se notó sobre todo en la segunda parte.

Se deprimió demasiado, se cansó pronto y apenas tuvo la pelota. El Chelsea se vio superior y con tiempo para igualar el marcador. El gol de la primera parte le dio toda la esperanza y luego trabajó para conquistarla.

Lo tuvo muy cerca. En la mano, el rival muerto. Y después, ya no.