Fútbol

El Real Madrid empieza la carrera conquistando la Supercopa de Europa ante el Eintracht (2-0)

El equipo de Ancelotti ganó al conjunto alemán con mucha superioridad. Alaba marcó el primero y Benzema, a pase de Vinicius confirmó la victoria

En la segunda parte, llegó un par de veces el Eintracht y como había ocurrido en una ocasión en la primera, apareció Courtois. Muy pocos minutos después, Vinicius consiguió alcanzar el fondo de su lado, su pase encontró a Benzema y el Real Madrid metió el segundo, el que confirmaba la victoria y le daba el primer título de una temporada que está llena de promesas para el equipo blanco. El camino es fácil, es lo que mostró ayer en Helsinki: hacer lo mismo que tan bien hizo durante la pasada temporada. Las manos de Courtois, la velocidad de Vinicius y los goles de Benzema. Con eso da para ser campeón de LaLiga, de Europa y de la Supercopa. Por eso, Ancelotti aseguró que iban a jugar los futbolistas que le llevaron a conquistar la Champions. Y cumplió. No engañó en el once ni en los cambios: en el primero salió Rodrygo, uno de los héroes y en el segundo Camavinga. El Real Madrid de este año se parece tanto al del curso pasado que los madridistas sólo pueden sentirse plenos de optimismo para lo que tiene que venir..

El Eintracht, campeón de la Liga Europa, en la que dejó por el camino al Barcelona en un gran partido en el Camp Nou, fue tan inferior como se sintió desde el principio. Quizá por la goleada del Bayern en su encuentro en la Bundesliga o por la presencia del Madrid enfrente. O, probablemente por la suma de los dos, fue un equipo que empezó replegado, intentando evitar que el rival jugase fluido y esperando una contra que encendiese la bombilla. La tuvo, nada más comenzar, pero apareció Courtois, como haría el resto del partido, como hizo el año pasado, como tiene toda la pinta que va a hacer esto. Entre él y Casemiro y un vitalista Militao, que llegó a todas, no tuvo más problemas el equipo de Ancelotti.

El Madrid comenzó a lo suyo, porque es un equipo que va cogiendo el ritmo, que necesita su tiempo. Con el rival muy replegado, le costó a Modric y Kroos encontrar la velocidad con la que tejer el partido y fue más complicado aún conectar a Vinicius y Benzema.

Era un Madrid con la pelota, pero que no corría riesgos. Jugaba más a impulsos, que es lo que le daba Valverde, un futbolista titular indiscutible y que da muchísimo a este equipo, por su conducción y porque empieza a mostrar su crecimiento: en la forma de entender el juego, en que tira más y en que se atreve a hacer cosas nuevas como largos cambios de sentido.

Fue en un Madrid que está en los primeros días, poco a poco, como quien se hace a la situación. Dominaba con la pelota, sin poder hacer mucho daño. La ventaja es que tiene muchas armas para hacer daño y si le cuesta combinar, tiene los balones parados para matar a los rivales rocosos que van cerrando puertas. Fue en un córner donde los de Ancelotti mostraron su superioridad también por arriba: Benzema saltó más que nadie y la pelota la volvió a tocar Casemiro de cabeza cerca del palo para dejar solo a Alaba.

Sólo falló una cosa en esta jugada: que Alaba no encontró una silla para celebrar el tanto. Hubiese sido lo lógico.

El Eintrach tuvo que replantearse lo que quería ser, aunque quizá la pregunta correcta era de cuánto quería perder. Con el marcador en contra, con el Madrid enfrente, sus opciones de conseguir la Superliga se redujeron drásticamente. Lo supieron los alemanes y ya lo olió el Real Madrid, que se agarró al partido, como solo el sabe y no hubo manera de sacarle.

Modric entró en contacto con el balón ya mucho más cerca de la portería rival y Valverde se desbocó sin que ni un rival intentase siquiera detenerle. Vinicius, por su parte, dejó atrás la frustración que le había acompañado un par de jugadas antes para fabricar el segundo tanto, marca de la casa. La cocinó él y la acabó Benzema, que con el tanto se queda sin compañia como segundo delantero histórico por detrás de Cristiano Ronaldo y ya por delante de Raúl. Quién lo iba a decir de ese delantero al que acusaban de llevar un nueve en la espalda que no merecía. Cualquiera se atreve a recordar eso cuando está a un paso del Balón de Oro.

Con el partido rodado y a diez minutos del final, Ancelotti dio paso a Ceballos, para terminar con el homenaje a los que ganaron la Champions y al mismo tiempo, a Rüdiger, al que puso de lateral derecho por Carvajal y en el centro del campo a Tchouameni.

Apenas hubo tiempo para ver qué pueden aportar los fichajes a un equipo que va rodado y que ha empezado como debería: ganando y dejando la sensación de que sigue igual de fuerte.