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Revolución Sampaoli

La Razón
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Sólo hace falta poner en el buscador de Google dos palabras –«Sampaoli árbol»– para entender al entrenador que tiene entusiasmado al sevillismo. Si lo hacen, encontrarán la foto de un tipo con poco pelo, gesto de preocupación y gafas de sol que está encaramado a un árbol. Se trata de un joven Jorge Sampaoli, que aquel día no encontró mejor manera de seguir dando órdenes a sus jugadores tras ser expulsado. Dirigía a un equipo de la Cuarta división argentina. Hoy, veinte años después, Sampaoli triunfa en la Liga española con una apuesta revolucionaria que ha colocado al Sevilla en puestos de Champions, a sólo dos puntos del Barcelona de Messi y a seis del Madrid de Cristiano. Y divirtiendo. Lo ha conseguido mezclando dos ideas: la presión asfixiante, casi inhumana, del estilo Marcelo Bielsa y la triangulación y posesión del balón de la escuela Menotti-Cruyff-Guardiola. Casi nada.

- Obsesión

Sampaoli vive para el fútbol. Tal cual. Con seis años se encerraba en el baño para narrar partidos, suele hablar con devoción del Huracán que dirigió Menotti en 1973, cuando sólo tenía trece años, y llegó a confesar en una entrevista al diario La Nación que seguía a Bielsa las veinticuatro horas al día cuando éste entrenaba a Newell’s y Sampaoli dirigía en las categorías inferiores. Eso sí, «sin que él lo supiera». Porque Sampaoli es un hombre tímido, apenas concede entrevistas y utiliza un tono bajo, casi melancólico, en las ruedas de prensa. Tanto que, para reforzar sus mensajes (incesantes), incorporó a su cuerpo técnico a Juanma Lillo, otro fervoroso del «menottismo». Lillo, más cercano, suele ir jugador por jugador apuntalando conceptos, explicando ideas, ganándose a los futbolistas. Así han logrado que sus futbolistas crean en su estilo hasta el final, como demuestran las remontadas que han protagonizado. Sin duda, creer es poder en la revolución Sampaoli.