Copa del Rey
Se confirmó el desastre
Salvo milagro en la Liga, el Barça cerrará la temporada sin títulos por primera vez en cinco años
«Lo digo como lo siento: el fútbol es así, si ganas vales y si no, eres una mierda», dijo Alves. Una frase que puede servir como epitafio a la mejor época del Barcelona, que con la derrota de ayer parece cerrar el ciclo más glorioso de su historia. Está de luto el conjunto azulgrana, a quien espera un mes muy duro: sin la Copa, fuera de la «Champions» y a remolque en la Liga, camino de cerrar una temporada sin títulos importantes por primera vez en cinco años, desde la llegada de Guardiola. La Supercopa lograda en agosto sabe a menos que poco y no sirve para tapar nada. «Tenemos que encontrar fuerzas por donde ahora escasean, la Liga no presenta un panorama favorable pero tenemos que lucharla hasta el final porque tenemos derecho», analizó Martino.
Si las victorias sirven para hacer bueno el juego y el juego sirve para conseguir las victorias, el Barça se ha quedado sin ninguno de ellos este curso tan irregular, en el que durante mucho tiempo apuntó lo que finalmente ha sucedido. Fue trampeando con triunfos ante rivales pequeños y en una semana se ha quedado sin nada. Más reconocible ayer que otros días, el equipo catalán volvió a evidenciar que ahora le cuesta conquistar a los contrarios haciendo lo que siempre hacía. El toque no sirvió, fue inútil y sin profundidad y el Barcelona apenas tuvo oportunidades de marcar. No ha sabido qué hacer ante las defensas cerradas, sin respuesta de las figuras en el campo, más allá de las ganas de Neymar, y sin muchas ideas en el banquillo, donde Martino hizo el cambio de siempre: sacar a un centrocampista para meter a un extremo, Pedro en esta ocasión. En los tres últimos partidos, todos importantísimos para las distintas competiciones, sólo ha metido un gol, y además ha sido de córner. Un drama para un grupo concebido para jugar al ataque. «No es normal que nos cueste tanto marcar», reconoció el Tata. El Barça tuvo la pelota, abusó de la posesión, pero no se defendió con ella porque cuando la perdía no la recuperó con la ansiedad de sus comienzos, cuando jugaban sólo en una sola dirección, la de la portería contraria. No cerró las contras y murió en una de ellas ante un estupendo Bale.
Messi, algo más activo que en los últimos días, no fue decisivo y nunca encaró a Casillas con peligro. El bajón de Leo es el reflejo de que el conjunto azulgrana necesita reflexionar este verano, si finalmente la FIFA le deja fichar. Muchas de sus piezas son válidas, pero necesita renovarse para volver a ser competitivo. «El equipo juega de una manera en la que no hay pelotazos, elabora mucho, y cuando uno no está del todo preciso por esos lugares está más incómodo, y más si no convertimos primero», reflexionó Martino. Habló del estilo que ha hecho grande y mítico a este Barcelona y que se está volviendo en su contra: bien ejecutado es la excelencia; mal, da demasiadas facilidades al rival. El equipo azulgrana debe buscar cómo evolucionar esa idea que le hace único y agitar la plantilla con varias incorporaciones en todas las líneas, quizá también en el banquillo, donde el Tata ha insinuado en alguna ocasión que puede no seguir.
En Valencia y en Copa (ante el Athletic) empezó la racha triunfal del Barça en 2009. En el mismo escenario y en la misma competición llega a su fin ayer. Es tiempo de reflexión.
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