El título de Liga está prácticamente sentenciado pero, a falta de tres jornadas para que concluya el campeonato, todavía hay bastantes equipos jugándose la vida. En algunos casos, casi de manera literal. Y la pelea por el descenso tiene una parada obligatoria, una final, esta misma noche en un escenario que hasta hace muy poco estaba acostumbrado a saborear la gloria en las tardes europeas de fútbol.

Porque lo de esta noche en el Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla es un partido de alto voltaje. Probablemente el más importante de lo que llevamos de siglo para el devenir del club. El Sevilla de Joaquín Caparrós se enfrenta a la UD Las Palmas y la situación no podría ser más límite para ambos. Para los canariones por supuesto, porque llegan en zona de descenso y a tres puntos de la salvación. Ganar en la capital andaluza sería concederse licencia para soñar con seguir un año más en Primera. Y perder, en función de los resultados, podría darle la puntilla. Incluso de forma matemática.

Pero, ¿y el Sevilla? El club ha acelerado en los últimos meses su deriva hacia el desastre. Porque, con la situación económica y social que vive la entidad, un descenso que se ve cada vez más posible sería catastrófico. Hasta el punto de poder llevarlo a entrar en causa de disolución. Una victoria evitaría la hecatombe e incluso podría suponer la salvación definitiva este año... aunque no serviría, seguro, para calmar las aguas. No hace ni 72 horas que una turba de aficionados forzó las puertas de la ciudad deportiva con el equipo dentro y tuvo que ser dispersada mediante cargas policiales.

La situación antes del encuentro es la que sigue: El Sevilla se encuentra con 38 puntos en decimosexta plaza, empatado con el Girona, que va por delante gracias al golaverage. Por detrás se encuentra el Alavés, con 35 unidades y el agua al cuello. Marca la zona roja el Leganés, que suma 34 tras su victoria ante el Espanyol -los 'pericos' tienen 39 igual que el Getafe, pero debería bastarles- y ha puesto la zona baja ardiendo. Las Palmas, con 32, no está ni mucho menos muerto aunque lo tiene más complicado. El Alavés recibe a un Valencia en racha y el Girona visita al Valladolid, ya descendido hace casi un mes.

Para más inri, los caprichos del calendario han querido que Las Palmas y Leganés se enfrenten en la próxima jornada, la 37, este domingo. El que pierda de los dos caerá al abismo sin posibilidad de salvación. Pero es que, en esa misma jornada, el Sevilla recibe al Real Madrid, quién sabe si apurando todavía sus últimas opciones de ganar la Liga o ya fuera de la pelea. La situación es cuanto menos peliaguda. Encima, cuadro insular despedirá la temporada -y puede que la categoría- en casa del Espanyol en la última fecha.