Atlético de Madrid

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El Atlético se impone ante el Huesca (3-0)

El Atlético liquida con comodidad su compromiso contra el Huesca, que nunca tuvo oportunidades de inquietar al equipo rojiblanco. El VAR apareció para dar validez al gol de Koke, que era el tercero.

Griezman en una jugada con Rubén Semedo
Griezman en una jugada con Rubén Semedolarazon

El Atlético liquida con comodidad su compromiso contra el Huesca, que nunca tuvo oportunidades de inquietar al equipo rojiblanco. El VAR apareció para dar validez al gol de Koke, que era el tercero.

Diego Costa se despidió del Metropolitano arropado por una ovación cuando quedaban todavía algo más de veinticinco minutos para el final. Griezmann se había marchado bastante antes bajo el mismo manto de aplausos con el trabajo hecho y sin más trabajo pendiente que esperar el final del partido para pensar en el del sábado contra el Real Madrid.

El Atlético se ha ganado con su crecimiento la posibilidad de desmentir sus propias leyendas. El partido a partido era una obligación cuando el equipo estaba en crecimiento, pero la alineación de Simeone anunciaba más preocupación por el derbi del fin de semana que por el Huesca. En realidad, el Cholo no debía de temer mucho el ataque de su rival porque se atrevió a poner al canterano Carlos Isaac en el lateral derecho y a juntar a Koke y a Thomas en el medio centro y acompañarlos por dos delanteros en los costados, Lemar y Correa. Y el equipo se sintió cómodo. Y hasta se permitieron marcar los dos mediocentros. Thomas, en un disparo desde fuera del área. Koke, en un despiste de la defensa que debía de estar entretenida mirando la luna llena que adornaba el cielo de Madrid por encima del estadio. El pase a la espalda de los defensores sólo lo persiguió Correa, que llegó tarde, pero a tiempo de despistar a Werner, el portero del Huesca cedido por el Atlético. Tuvo que aparecer el VAR para demostrar que no estaba en fuera de juego. Pero era ya el tercer gol y se celebró casi como un acto rutinario. Cosas del diferido y de que el Atlético ya no sufre tanto como le gusta decir.

Porque el sufrimiento es otra de las cosas que ha perdido el equipo rojiblanco con su crecimiento. Ahora, y desde hace tiempo, se permite salir a estirar las piernas contra un recién ascendido un martes por la noche. Muy de noche ya. Porque el Huesca, un equipo bien construido, no intimidó al Atlético en ningún momento. Oblak apenas tuvo que intervenir en el final de la segunda parte en un remate sin demasiada potencia dentro del área. El resto del tiempo no se vio exigido.

Mucha parte de culpa la tuvo el primer gol, que llegó pronto después de una buena jugada que empezó Correa y que terminaron Diego Costa y Griezmann en el área. El pase fue del internacional español y el remate del francés, que quiso devolverle el favor. El «7» del Atlético ve cosas que otros no ven, por eso es capaz de recoger un balón de costado en el centro del campo y convertirlo en un pase en profundidad para Diego, que llegaba por el otro lado hacia el área. Buscaba el gol Costa, pero no lo encontró. Tampoco el Cholo le exige que sea el máximo goleador del campeonato. Para Simeone, tan importantes son sus tantos como el trabajo para que marquen otros. Y eso le sobra.

Con el partido más que decidido, el preparador rojiblanco quiso dar descanso a sus estrellas y probar a algunos de los nuevos. Lemar era el único de los fichajes que apareció desde el principio y Rodri descansaba en el banquillo. Gelson Martins y Kalinic sí compartieron la delantera en la última media hora de partido. El portugués tuvo una oportunidad de demostrar su velocidad en los últimos instantes, pero se vio rodeado por tres defensas del Huesca y la jugada se perdió antes de llegar al área. Volvió a hacerlo minutos después y esta vez sí consiguió obligar a Werner a estirarse. El objetivo ya estaba cumplido, ganar sin desgastarse.