La transformación de Raphinha: ya no compite con Lamine por un puesto, ha multiplicado los goles por dos, líder dentro y fuera del campo...

Raphinha abandonó el estadio King Abdullah totalmente tieso, con las piernas como palos por los calambres. Algo más de 80 minutos aguantó sobre el césped en la final de la Supercopa contra el Real Madrid, y acabó siendo sustituido por Ferran Torres. Terminaría siendo nombrado el MVP del Clásico que el Barcelona se llevó por 5-2, en el que los azulgrana aguantaron bien más de media hora con diez por la expulsión de Szczesny, aunque con el marcador ya con ese 5-2. «Es bastante complicado jugar con uno menos, pero lo más importante es que el equipo ha sabido portarse después de la expulsión. Estoy orgulloso, hemos dado todo y, a seguir para adelante», dijo después.

El momento más duro de Raphinha

Es un jugador al que jamás se le pudo poner un pero sobre el esfuerzo en el campo, aunque sí se ponía en cuestión su calidad. Fichado en 2022 procedente del Leeds, a cambio de 58 millones de euros, varias veces ha estado en la puerta de salida. Al comienzo de temporada reconoció en RAC-1 que cuando él lo pasó realmente mal fue en los primeros meses, incluso pensó en irse. Después, ha tenido que leer cuando pintaban bastos en el club, una constante en los últimos tiempos en el club, que era uno de los futbolistas que podían salir. Sin ir más lejos, el verano pasado con la posible llegada de Nico Williams, que finalmente se quedó en el Athletic Club. Raphinha también lo hizo en el Barça, y con Flick se ha transformado en todos los sentidos.

El doble de goles

Elegido uno de los capitanes por votación de la plantilla, lidera al equipo tanto dentro como fuera del campo. Se ha tomado muy en serio lo de llevar el brazalete y durante el curso han sido varios los momentos en los que ha ido a defender a alguno de sus compañeros. En la final de la Supercopa no dudó en coger el maletín de los médicos del Real Madrid y sacarlo del campo para que siguieran vendando el tobillo al francés fuera del césped. Una acción polémica, pero el Barça perdía 1-0. Tampoco se mordió la lengua en rueda de prensa antes de semifinales y le pudo la sinceridad a la diplomacia, al reconocer que la situación de Dani Olmo y Pau Víctor, vista desde fuera, podría hacer que cualquiera se pensara si fichar por el club en el futuro.

En el campo los números hablan por él. Estamos en enero y ya casi ha multiplicado por dos los goles que marcó en sus dos primeras campañas. Fueron 10 tantos en ambas, y ésta, siendo enero todavía, ya tiene 19, a lo que suma 10 asistencias. En la 2023-24 llegó a los trece pases de gol y en la 2022-23, a los doce. Eran buenas cifras, la duda estaba en si suficientes para jugar en el Barcelona.

Este curso ha tirado la puerta y ya nadie se atreve a dudar, y además lo ha hecho sin bajar la intensidad en el resto de cosas que hace, pues no deja de ayudar en defensa y de ofrecerse en los desmarques. El año pasado empezó compitiendo por el puesto de extremo derecho con Lamine Yamal, y el adolescente se lo llevó de calle. Xavi terminó por colocar al brasileño en el otro lado, y Flick le ha dado una vuelta de tuerca más, ya que siendo ese su punto de partida, es habitual que se meta más al centro para intentar romper con sus carreras al espacio. Es un fijo para el alemán, que sólo le dejó en el banquillo un día, ante Osasuna en Liga, y fuera de la convocatoria en Copa ante el Barbastro. En el Clásico marcó el primer gol con un gran cabezazo y al comienzo de la segunda parte logró el doblete en un contragolpe que culminó de maravilla, tras regatear a Tchouameni.

Poco después del pitido final, Raphinha hizo de capitán al ir a la banda del Real Madrid para dar la mano uno a uno a todos los jugadores rivales. Después de eso, ya podía correr a la celebración, donde también fue protagonista con sus llamativas gafas de sol.