Champions League

Gareth Bale

Un derbi de otro tiempo

El Atlético recordó al de los años en que no era capaz de competir en igualdad contra el Madrid. El público comenzó a marcharse tras el tercer gol

La desesperación de Griezmann ante Nacho, una constante en todo el partido
La desesperación de Griezmann ante Nacho, una constante en todo el partidolarazon

El Atlético recordó al de los años en que no era capaz de competir en igualdad contra el Madrid. El público comenzó a marcharse tras el tercer gol

La gente calentaba en los bares de alrededor para el último derbi en el Calderón. Unas cervezas, unos «pelotazos» y unos cánticos contra el rival de ayer. El rival de siempre. Los aficionados preparaban las gargantas para los goles que vendrían, convencidos de que la necesidad llevaría al equipo a la victoria. Seis puntos de diferencia son muchos, pero nueve son demasiados. Y más si el que marca es Cristiano, el futbolista menos querido por el estadio rojiblanco. El único gol que gritó el estadio en su despedida de los derbis fue el de una aficionada, que marcó en el descanso desde el centro del campo en un concurso de una marca automovilística. Fue la única alegría que se permitieron los aficionados rojiblancos, a los que les costaba reconocer a su equipo sobre el césped.

El Atlético se hizo pequeño, especialmente en la primera mitad. «El resultado es el que es y, sobre todo en el primer tiempo, el rival fue mejor, jugó mejor y tuvo más situaciones [de gol]», explicaba Simeone. Sólo Oblak respondió a lo que se espera de él, al sacar sobre la línea de fondo un remate de Cristiano a pase de Marcelo desde la izquierda. Ni siquiera la pelota parada era un alivio para el Atlético. La solución que tantos triunfos le dio en los primeros tiempos de Simeone se ha convertido en un trámite del que no obtiene rendimiento alguno.

Ni el disparo lejano de Carrasco a la media vuelta, ni el de Griezmann, los dos después de una pérdida de balón del equipo madridista en el comienzo de la segunda mitad, tuvieron continuidad. «En los primeros 20 minutos del segundo tiempo controlamos el partido», decía el Cholo. «El penal termina de cortarnos esa ilusión de meternos en el partido», añadía.

Simeone no encuentra la causa de la derrota en la fragilidad del centro del campo señalada por Gabi en la semana anterior al derbi. Tampoco para las tres derrotas del Atlético en los últimos cuatro partidos de Liga. «El equipo no fue frágil, el primer gol es un tiro libre que pega en la barrera», relataba el Cholo sin dejar de admitir que el Atlético no está como le gustaría. «Tenemos que buscar mejores soluciones y situaciones para que mejoremos y para que podamos mantener esos 20 minutos del segundo tiempo», reconoce. Simeone estaba enfadado y no lo podía disimular en las respuestas. «Lo que más rabia me da de la derrota es perder. Siempre molesta», aseguraba sin dejar asomar un poco de sentimentalismo por tratarse del último derbi en el Calderón.

La afición dimitió después del tercer gol de Cristiano. El estadio se quedó a media voz, pero en lugar de despedir el encuentro con lágrimas o pitos, comenzó a cantar el clásico «Ole, ole, ole, Cholo Simeone» y «Atleti, Atleti» justo antes del pitido final. Después, por la megafonía del estadio comenzó a sonar el himno del club en un estadio que tardó menos que nunca en quedarse en silencio. El anuncio del partido del próximo miércoles contra el PSV ofrecía un poco de esperanza a los aficionados que se marchaban con la cabeza baja y la ilusión de tiempos mejores.

Decía Simeone antes del encuentro que el mérito del Atlético en estos años era poder competir en igualdad de condiciones contra el Madrid a pesar de que los madridistas son mejores. El partido de ayer perteneció a otro tiempo, a esos años en que el Mono Burgos se ocupaba de la portería y no de la pizarra y era otro Ronaldo el que marcaba goles con la camiseta blanca.