Champions League

F. C. Barcelona

Una leyenda y un estreno

Messi suma un triplete y supera la histórica marca de Raúl. Suárez anota su primer gol con el Barça

Rakitic, Rafinha, Bartras y Suárez, que también marcó, felicitan a Messi, que se convirtió en el máximo goleador de la «Champions»
Rakitic, Rafinha, Bartras y Suárez, que también marcó, felicitan a Messi, que se convirtió en el máximo goleador de la «Champions»larazon

En la noche de Messi, la segunda en apenas unos días, se hizo un huequecito Luis Suárez. El uruguayo, asistente de lujo hasta el momento, se estrenó como goleador en el Barcelona. Y no fue un tanto cualquiera. Iba a recibir de espaldas y cuando llegó el balón, lo tocó de tacón para colarlo entre las piernas de Guilherme y hacerse un autopase. Definió con seguridad y acabó así con una obsesión. Un gol que merecía una portada si no fuera por el segundo que sumó el equipo español ante el Apoel. Una diana más fea, pero histórica. Messi empezó la jugada partiendo desde la derecha y fue al área en busca del remate. Desvió con la derecha el tiro de Rafinha, como si fuera un delantero de área clásico, de los de toda la vida. Un tanto que podría haber firmado Raúl, el más oportunista y listo de la clase en la zona caliente del campo. Fue una especie de homenaje al ex madridista, porque con ese tanto Leo se convirtió en el máximo anotador de la Copa de Europa. Estaba empatado a 71 con el ex «7» blanco y ya se ha situado solo en la cima, con 74, porque en la segunda parte firmó un triplete, aunque Cristiano está al acecho (70 dianas). Dio primero el argentino, hoy y se espera la respuesta de su némesis.

Pero queda mucho tiempo para escribir de historias futuras, de la batalla que fue, es y continuará siendo entre Messi y Cristiano. El presente más inmediato es que, a los pies del «10», el Barcelona cuajó una segunda actuación notable consecutiva. Tras el Sevilla y el récord de Zarra tocaba el Apoel y la plusmarca de Raúl. El domingo la prueba es el Valencia, esta vez sin ningún aliciente goleador. Abierto a la derecha la mayor parte del tiempo, fue destacable la labor de Leo en el juego asociativo. Si estaba ansioso no se le notaba. A los tres minutos ya pudo marcar en una acción clara que le detuvo el portero. Después, no regateó más de lo necesario. No buscó el récord con insistencia, sabiendo quizá que llegaría tarde o temprano, pese a que el rival tenía trampa. No es un oponente poderoso el Apoel, pero sí ordenado. En los cuatro partidos anteriores nunca había recibido más de un gol, incluido el duelo del Camp Nou. Tres derrotas por 1-0 y un empate a uno contra el Ajax, lo que muestra también que aparte de encajar poco, también le cuesta marcar. Se estiró al comienzo, pero no tardó en ser empujado a su campo. Con Rakitic, Rafinha y Mascherano (descansó Busquets) en el medio, jugaban los españoles con la pelota en los pies, muy reconocibles, y con bastante ritmo frente a la lentitud mostrada en tantas ocasiones. Protegido por el balón y muy activo en la presión después de cada pérdida, logró el Barça volcar el juego en una dirección, la que llevaba a la portería de Pardo. Ni una parada tuvo que hacer Ter Stegen hasta los 65 minutos (y fue muy buena, por cierto), señal inequívoca de que la jornada era feliz para el Barça. Con los medios entonados, a los que se unía Messi, Luis Suárez mostró sus dotes para jugar de delantero, con movimientos de escuela: recibía de espaldas, se giraba cubriendo el balón, se desmarcaba... Así consiguió marcar y sacarse la espinita. Combinaban los de Luis Enrique con paredes eléctricas por el medio mientras Alves y Alba ensanchaban el campo con sus subidas por la banda, más selectivas y peligrosas las del zurdo y más estáticas las del brasileño.

Jugó al ataque el Barcelona, con mucha movilidad, con el balón como guía, y junto y atento, sin permitir contragolpes. Messi y Suárez mostraron una sintonía extraordinaria y pudieron golear todavía más, pero Pardo y la falta de puntería lo impidieron. Esta vez a Neymar le tocó descansar y Luis Enrique no le dio minutos, como sí hizo con Xavi o Busquets, ya con 0-3, después de que Messi sorprendiera a la defensa, rompiera el fuera de juego y resolviera con la derecha, con la punta de la bota, de forma sutil. No fue su último gol porque al final volvió a rematar con la derecha otro tanto de oportunista para firmar su segundo «hat trick» consecutivo. Así hace historia el «10», por todo lo alto. La expulsión de Rafinha quedó en anécdota. Messi vuelve a ser el mejor remedio contra el ambiente agitado en el que viven la institución y Bartomeu. Zarra y Raúl quedaron atrás, pero la leyenda de Messi continúa.

- Ficha técnica:

0 - Apoel: Pardo; Antoniades, Guilherme, Carlao, Mário Sérgio; Gomes, Vinicius (Djebbour, min.73), Morais, Aloneftis (Efrem, min.46); Sheridan y Manduca (De Vincenti, min.63).

4 - Barcelona: Ter Stegen; Alves, Bartra, Piqué, Alba (Adriano, min.62); Rakitic (Xavi, min.62), Máscherano, Rafinha; Messi, Luis Suarez (Busquets, min.76) y Pedro.

Goles: 0-1, min.27: Luis Suárez. 0-2, min.38: Messi. 0-3, min.58: Messi. 0-4, min.87: Messi.

Árbitro: Gianluca Rocchi (Italia). Mostró cartulina amarilla a Carlao (min.30) Dani Alves (min.33), Rafinha (min.35 y min.70) y Guilherme (min.53 y min.83).

Expulsó a Rafinha en el minuto 70 tras recibir la segunda amarilla y Guilherme por el mismo motivo en el minuto 83.

Incidencias: partido correspondiente la quinta jornada del grupo F de la Liga de Campeones, jugado en el GSP Stadium de Nicosia, que estuvo casi lleno (22.000 aficionados). Uno de los fondos del estadio mostró un mosaico en el que se podía leer “UEFA”, e instantes seguidos prendieron medio centenar de bengalas, que estuvieron muy activas durante casi todo el encuentro.