Valladolid
Se lo sabe de memoria (1-3)
Con Roura en el banquillo, el Barça aplicó su fútbol de siempre para dedicar a Tito el triunfo ante el Valladolid
La semana complicada del Barcelona terminó con final feliz para sus intereses en todos los sentidos. Vilanova recibió el alta hospitalaria, aunque esa pelea todavía continúa para él, y su equipo le dedicó un triunfo en el que apenas se notó su ausencia porque juegan de memoria. Tienen un estilo al que son fieles y al que se agarran porque hasta ahora les ha dado resultados. Y lo ejecutan con una precisión exacta. Y eso que lo puso difícil el Valladolid, que corrió y se sacrificó, e incluso dio un susto con su gol en el último minuto en el único disparo a puerta en todo el encuentro. Pero no fue suficiente para detener a un rival que, de momento, resulta imparable y al que nadie ha podido derrotar en lo que llevamos de Liga. Pasan los años y el «enigma Barça» sigue siendo una incógnita para los oponentes. Para bien o para mal, saben cómo va a jugar y lo que va a hacer. Habitualmente es para mal, porque suele salirse con la suya. El Barça se marcha de vacaciones con la sensación de que este campeonato depende de él. El problema puede venir si se relaja, pero de momento no parece que vaya a hacerlo.
Se nota en su forma de presionar. El mundo no se acabó el viernes, evidentemente, pero para los jugadores azulgrana es como si hubiera una profecía cada día. Como si cada partido fuera algo parecido al último. El Valladolid esperaba atrás, pero muy bien replegado, con pocas fisuras. Atacaba a la pelota una vez que ésta superaba el centro del campo. No fue a buscarla muy arriba para no someterse a un desgaste excesivo, pero durante casi toda la primera parte logró alejar al líder de su área. Durante «casi», porque toda es complicado: Alexis falló un remate claro casi al principio y Messi estrelló una falta en el poste. El partido se movía en pocos metros y los fallos en los pases se multiplicaban en ambos bandos. Era una tarde para pelear y ahí Busquets sabe moverse. En realidad se desenvuelve bien en todos los frentes. Es el mejor amigo que se puede tener en el césped, porque tapa los errores de los compañeros y es capaz de dar salida al balón con uno o dos toques. Salvo cinco minutos de descontrol, el Barça tenía el mando, pero no profundidad. El Valladolid estaba perfecto en la primera parte de su trabajo, la defensiva, pero no llegaba arriba. Sólo le quedaba aguantar.
Messi andaba medio desesperado buscando el balón y se convertía en un centrocampista más para entrar en contacto con él. Desde ahí comenzó la jugada que acabó con el primer gol. El Barça fue avanzando con pasecitos. Dejó atrás la primera línea de presión, después la segunda, con el «tiqui-taca» entre Messi y Alexis, y concluyó la acción con una entrada por sorpresa de Jordi Alba para que Xavi rematara llegando desde atrás. Una gran jugada colectiva para desarticular un sistema casi milimétrico.
Así de precisos tenían que ser los pases y así lo fueron. Es impresionante cómo a veces pueden hacer paredes en apenas unos metros. Confían en que les va a salir bien porque tienen calidad, que además ensayan y mejoran con mucho balón en los entrenamientos. Los rondos de la Ciudad Deportiva los llevan a la práctica, y tras uno de ellos entre Alves y Pedro la pelota acabó en el poste. Roura apenas se sentó, pero tampoco dio instrucciones. En realidad, había poco que decir.
Messi volvió a perdonar en un remate franco que se le quedó en la derecha. Casi manda el balón a saque de banda, pero la jugada no ocupó ni un segundo en su cabeza, porque apenas un minuto después arrancó desde el medio tras un robo de Busquets para hacer un caño a Sastre y resolver de tiro cruzado. Un gran gol para cerrar un año en el que ha logrado 91. Se lo ha puesto difícil a quien quiera superarlo. El tanto de Javi Guerra en el último minuto sólo fue un susto que Tello no tardó en replicar.
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