Jornada 30

La resurrección de Saúl ante el Villarreal devuelve al Atlético a los puestos Champions (1-2)

Un gol del medio, que está en un momento delicado, devuelve al Atlético a la cuarta posición

Milan (Italy), 01/04/2024.- Atletico Madrid's midfielder Saul Niguez celebrates after scoring his goal during the Italian serie A soccer match between Fc Inter and Empoli at Giuseppe Meazza stadium in Milan, Italy, 01 April 2024. (Italia) EFE/EPA/MATTEO BAZZI
Saúl celebra el gol de la victoria del Atlético ante el VillarrealMATTEO BAZZIAgencia EFE

Saúl es un futbolista que lo estaba pasando mal. Ni en uno de los días de mayor gloria de los rojiblancos este curso como fue la eliminación del Inter en la Champions el medio fue feliz. "Es un momento de mierda para mí a nivel deportivo", se sinceró en sus redes sociales. Él había fallado uno de los penaltis de la tanda, aunque luego ese error no fue decisivo. La fiesta no parecía ir por él, pero Simeone no le perdió la fe y poco días después esas "lágrimas" se han convertido en un grito liberador. Siempre tiene sus minutos Saúl en los partidos y contra el Villarreal los aprovechó de forma espectacular. Cuando el encuentro parecía destinado a un empate, el "8" acarició la pelota en el área para conseguir el tanto de la victoria después de una jugada colectiva de los suyos. No era, además, un partido más, porque los rojiblancos se jugaban mucho: con el triunfo regresan a los puestos de Liga de Campeones, el objetivo mínimo que se marca Simeone cada curso.

Parecía consciente de eso el Atlético, que salió al duelo como un tiro y pudo resolverlo en los primeros 20 minutos, en los que tuvo tres oportunidades clarísimas. La primera se la paró Jorgensen, estirando el pie, a Lino, que había recibido un pase de fantasía de Griezmann. La segunda, la menos clara, fue la que llegó a la red, tras el cabezazo de Witsel en posición complicada, en un córner sacado por Riquelme. Después fue Memphis quien probó los reflejos de Jorgensen. Se estaba encontrando cómodo el equipo de Simeone, pero se quedó a medias en ese comienzo y después fue perdiendo gas. Pasó de tener espacios y de poder salir con cierta facilidad a meterse demasiado atrás.

Cuando el Villarreal lograba combinar con Gerard Moreno, sucedían cosas. El delantero se descolgaba del área para convertirse en un mediapunta, en un faro al que iban los balones, que él trataba de dar continuidad al primer toque. Fue conquistando terreno el conjunto de Marcelino, que ya pudo empatar en los instantes finales del primer tiempo, sobre todo con un remate del propio Gerard tras un saque de esquina, pero el balón no le quedó bien y lo mandó por encima del larguero.

Riquelme, que era uno de los futbolistas que estaba pudiendo correr, se quedó en el banquillo al descanso y entró Savic. El regreso a la actividad llevó el encuentro donde se había quedado un cuarto de hora antes: al dominio del Villarreal. Pero esta vez era casi absoluto. Recuperaba pronto la pelota el equipo castellonense y volvía a la carga. El Atlético, aunque ha perdido seguridad este curso, está preparado para el sufrimiento y para defender cerca de su portero, pero si las ocasiones le llegan después de una pérdida, es más complicado estar ordenado. Quien se equivocó en la salida fue Griezmann y la buena cadena de pases entre Capoue y Gerard llevó la pelota a Sorloth en la zona de peligro, en la frontal del área. No era un gol regalado, pero el delantero está con una confianza infinita y a su remate con la zurda pegado al poste no pudo llegar ni un portero como Oblak.

El Atlético había desaparecido de La Cerámica de forma inexplicable y todavía le quedó un rato de ser sometido. El peligro llegaba sobre todo por la banda derecha local, donde se asociaban Gerard, Capoue y un incansable Mosquera, que no paró de correr para arriba y para abajo.

Hacía falta que Simeone actuara y los cambios alteraron el guion. Con Correa y Morata las fuerzas se igualaron y las ocasiones llegaron para los dos equipos. El delantero argentino del Atlético tuvo un buen disparo y el atacante español, un larguero en un córner, aunque apenas tenía ángulo. La respuesta "amarilla" fue la acción de Baena, que también entró de refresco, que Parejo desperdició. Todas las sustituciones variaron el juego. La de Saúl lo que cambió fue el marcador.

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