Hassen-Bey: «Subir el Kilimanjaro en silla de ruedas es el reto de mi vida»

Coronar el Monte de Tanzania es el nuevo objetivo de la esgrimista paralímpica, que en 2015 tomará la espada para celebrar un «touché» sobre la cima.

Coronar el Monte Kilimanjaro (5.895 metros, Tanzania) es el nuevo reto deportivo de la esgrimista paralímpica Gema Hassen-Bey, que en 2015 tomará la espada para celebrar un 'touché' (tocado) sobre la cima de la montaña africana y hacer realidad el gran reto de su vida.

La deportista madrileña ambiciona ser no sólo la primera mujer que corona el Kilimanjaro en silla de ruedas, sino también tender lazos para que otras personas con movilidad reducida puedan superar con mayor facilidad las cimas que obstaculizan su día a día. "El hombre ha llegado a la luna, pero para mí sigue siendo difícil comprar el pan", denunció Gema Hassen-Bey en una entrevista a Efe.

A través de un "reto deportivo, histórico y social", la esgrimista confía en "generar beneficios en otras personas". "Aunque la 'foto finish' es la cima, quiero compartir el proceso de superar obstáculos y demostrar que se pueden convertir en oportunidades", subrayó.

Aunque el peso de cinco participaciones en Juegos Paralímpicos le llevó a rechazar en un primer momento la propuesta de intentar coronar el 'techo de África', la complicación médica de una quemadura le hizo replantearse su decisión.

"Suelen decirme que es un riesgo ir al Kilimanjaro, pero para mí también lo es estar aquí", razonó. "En el hospital tuve mucho tiempo para pensar y me di cuenta de que conmigo el reto deportivo podría tomar otra dimensión, porque me ofrece la oportunidad de convertirlo en un reto social y aplicarlo para generar proyectos de tecnología, proponer nuevos tratamientos y generar un estilo de vida", remarcó.

Bajo el lema 'Si te mueves tú, el mundo se mueve contigo', Gema Hassen-Bey apuesta por reunir a través de la plataforma digital Diverscity "no a quince, sino a quince millones de personas"que la impulsen hacia la cima. "Este es, sin duda, el reto de mi vida por todo lo que puedo generar para otras personas", advirtió.

Consciente de que en juego no estará una medalla sino su propia vida, la esgrimista renunció a su zona de confort para empezar de cero. "La parte social es lo que me ha convencido", confesó. "Con cinco Juegos, mi ambición deportiva estaba llena. Pero lo que voy a poder provocar de camino al Kilimanjaro va a compensar que yo llegue allí", puntualizó.

La posibilidad de comercializar a precio de coste la silla de ruedas y las prendas térmicas que deberán ser diseñadas para la ocasión subyace bajo un reto que ambiciona "facilitar la movilidad de otras personas en la selva, en el entorno rural y en la montaña". "Quiero revertir este reto en los demás", explicó.

Pese a considerarse "pequeña y vulnerable", Hassen-Bey afronta con decisión el "reto de resistencia física más completo"desde que un accidente de tráfico le obligara a perseguir imposibles.

"Con cuatro año me colgaron un cartel que decía que yo era minusválida, es decir, menos válida que los demás", recordó. "Tuve que asumir que ya no andaba. Pero, ¿por qué debía asumir también que era minusválida? Yo no hablo nunca de discapacidad porque creo que todos tenemos capacidades diferentes", afirmó.

Tras despojarse de la protección de su padre el día que se escapó de casa para comprar el pan, Gema Hassen-Bey decidió vivir apoyada en la honestidad, en el deseo de perseguir objetivos, en la perseverancia y en el trabajo en equipo. Valores que adquirió durante su rehabilitación en el Hospital de Parapléjicos de Toledo.

Como entonces, la esgrimista acumula horas de gimnasio junto a Miguel Ketel, su entrenador personal en Castellana Sports Center, para afrontar la ascensión al Kilimanjaro.

"El traspiés del accidente me colocó entre la espada y la pared, pero elegí luchar", subrayó.

Así, y pese al "vértigo"a un nuevo reto, Hassen-Bey se dispone a superar los obstáculos planteados por la montaña. "Mi vida es eso. El día que no me enfrente a un reto, me preocuparé", concluyó.