Atletismo
Landassem o cuando en maratón te sobran 500 metros
Histórico diploma del español, que estuvo peleando por las medallas hasta el final y terminó quinto. El keniano Eliud Kipchogue revalidó el oro
El maratón fue tan cruel como la marcha para el atletismo español. Ayad Lamdassem (Sidi Ifni, 11-10-1981) estuvo en la pelea por las medallas hasta el último kilómetro, pero le sobró el tramo final de los 42.195 metros. Su quinta plaza le sitúa entre las cuarta y sexta que logró Martín Fiz en los Juegos de Atlanta y Sídney. El último oro de Tokio se lo llevó, como no podía ser de otra forma, el keniano Eliud Kipchoge. El mejor maratonista de la historia y plusmarquista mundial en la distancia se llevó su décimo tercera maratón de las quince que ha corrido en su vida. En Sapporo revalidó su título olímpico con una marca de 2h08:38. Kipchogue abandonó el grupo de cabeza a falta de doce kilómetros para irse en solitario a por el oro. En el podio estuvo acompañado por dos atletas somalíes que huyeron de la guerra de su país a finales del siglo XX. Abdi Nageeye, plata (2h09:58), encontró refugio en Holanda. Bashir Abdi, bronce (2h10:00), en Bélgica. Entre ellos y Lamdassem se coló el keniano Cherono (2h10:02). El diploma del español, quinto, se tasó en 2h10:16.
Kipchogue es el tercer atleta que revalida el título olímpico en maratón. La leyenda Abebe Bikila (Roma’60 y Tokio’64) y el alemán oriental Waldemar Cierpinski (Montreal’76 y Moscú'80) fueron los precedentes del único maratonista que ha logrado bajar de las dos horas (1h59:40), aunque la marca no fuera homologada porque las condiciones de la carrera no se ajustaban a los reglamentos de la IAAF.
El keniano lanzó su primer ataque serio en el kilómetro 26. Kenia tomó el mando de la prueba y en el grupo de cabeza apenas resistieron quince atletas. Kipchogue se escapó sin remedio en el 30 y tras él quedó un grupo de cinco en el que se encontraba Lamdassem. El grupo se quedó reducido a cuatro candidatos con 8 kilómetros por delante. El español fue el primero en descolgarse y terminó a sólo 16 segundos del podio. Daniel Mateo fue vigésimo primero y Javier Guerra, trigésimo tercero.
La victoria de Kipchoge fue el colofón a un torneo de atletismo sobresaliente que deparó tres récords mundiales y 12 olímpicos. La venezolana Yulimar Rojas en triple, el noruego Karsten Warholm y la estadounidense Sydney McLaughlin en 400 vallas lograron registros históricos en una edición que contempló la decadencia de Estados Unidos en la velocidad. Sin Usain Bolt, su heredero llegó de Italia. Marcell Jacobs se impuso en los 100 y fue la imagen del país que más impactó en el Estadio Nacional de Tokio. Italia sumó cinco medallas con un pleno de oros. Estados Unidos tuvo que consolarse con el reinado en los relevos largos y con las dos medallas (bronce en 400 y oro en el 4x400) de la legendaria Allyson Felix que con once metales olímpicos superó a Carl Lewis. El Team USA también mandó, aunque de forma ajustada en el medallero de atletismo.
Jamaica gobernó la velocidad femenina con Elaine Thompson-Herah y su triplete en 100, 200 y 4x100. Fue la reina por delante de la holandesa Sifan Hassam que se quedó a las puertas de un triplete inédito en la historia de los Juegos. En el desafío del 1.500, 5.000 y 10.000 sólo falló con el bronce del «milqui».
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