Deportes
Otro «ippon» al judo
María Bernabéu se queda a un suspiro del bronce tras perder con la alemana Vargas-Koch y su deporte se vuelve a ir sin medalla para España por cuartos Juegos consecutivos
Consolaba Carlos Montero a su pupila María Bernabéu después del combate. «Cabeza alta», le decía. Pero la judoca no podía disimular la decepción. La medalla de bronce la tuvo a un suspiro y en un instante se le escapó ante la alemana Laura Vargas-Koch. La última vez que se habían enfrentado fue en febrero y venció la española. En esta ocasión el resultado fue diferente y perdió en el punto de oro. «He tenido que apretar un poco más los dientes», se lamentaba después Bernabéu. «El combate lo he llevado yo, pero he debido mantener la tensión hasta el final. He entrado en su juego de abrazos, donde es una experta, y me ha ganado», analizó mientras las gotas de sudor le caían de la cabeza. Quizá en un tiempo valore más el diploma esta chica nacida en Salamanca y que se entrena en el Ozone Sports Club, un pequeño gimnasio en Alicante que antes era una bolera y donde ella es un ídolo; pero con el combate tan cercano sólo se lamentaba. Primero por ella, porque estaba mentalizada para subir al podio. Apenas ha querido saber nada del ambiente de la Villa Olímpica. Concentración y trabajo eran sus consignas. Tiene la cabeza muy en su sitio esta judoca que además es estudiante de derecho.
En cuartos perdió contra la colombiana Yuri Alvear, una de las favoritas, aunque más tarde se le escaparía la final con la japonesa Tachimoto. Le quedaba a María la opción de la repesca. Concentración y trabajo. En primera ronda superó a la israelí Linda Bolde. Un triunfo más, ante la alemana Koch, y medalla. Ni se inmutó cuando dijeron su nombre por los altavoces y el público daba palmas al ritmo del «We will rock you». Buscó y buscó al principio, sin encontrar. Llevó al suelo a su rival varias veces. Pero nada. En la muerte súbita estaban agotadas y en un despiste llegó la derrota y la decepción. «Me duele mucho, porque estaba en un buen momento. Si es como con la colombiana, que te hace un «ippon», te da una hostia, pues vale, pero este combate...», rumiaba.
El segundo lamento es por su deporte. «Me da pena por la gente del judo. Todos me estaban animando, necesitábamos tanto esta medalla...», se quejó. El judo español suma seis metales en la historia de los Juegos Olímpicos: tres oros, una plata y dos bronces, pero todos acumulados en las tres primeras ediciones. Es una especialidad olímpica desde Barcelona 92 y el último podio fue en Sidney 2000. Son ya cuatro ediciones consecutivas sin estar ahí arriba, aunque con muchos «casi».
«A veces no nos lo creemos, porque lo tenemos todo. Nos falta mentalidad de campeones», analizó María Bernabéu. De los cinco judocas que han acudido a Río, cuatro de ellos ni se acercaron a los metales. Julia Figueroa, Laura Gómez, Sugoi Uriarte y Francisco Garrigós cayeron pronto. María tuvo el bronce en la mano, pero se lo llevó la alemana.
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