Estados Unidos

25 medallas: Phelps volvió para esto

El estadounidense se cuelga la medalla de oro en 200 mariposa y lo celebra con su hijo Boomer en la grada. Después, ganó el relevo 4x200. Ya son 25 metales olímpicos los que acumula, 21 de ellos de oro

Phelps celebra con su hijo Boomer en la grada. Foto: Efe
Phelps celebra con su hijo Boomer en la grada. Foto: Efelarazon

El estadounidense se cuelga la medalla de oro en 200 mariposa y lo celebra con su hijo Boomer en la grada. Después, ganó el relevo 4x200. Ya son 25 metales olímpicos los que acumula, 21 de ellos de oro

En las semifinales de los 200 mariposa, el húngaro Kenderesi le había superado. Michael Phelps salía desde la calle cinco en la final, y desde ahí siguió haciendo historia, agrandando su leyenda. Recuperó la corona en los 200 mariposa, que había perdido en Londres, de una forma espectacular. Salió a las piscina con su cascos, la música, la relajación... Movía la cabeza antes de empezar y no tardó en comandar la prueba. Le Clos, quien le había vencido en la capital de Londres, a su izquierda, y Kenderesi, quien pudo con él en la piscina de Río, a su derecha. Los dos, en realidad, por detrás, siendo incapaces de atrapar al tiburón, impecable en los primeros 100 y algo más fatigado en los segundos. Pero fue suficiente. Quien más se le acercó fue el japonés Sakai desde la calle siete, pero no llegó a tiempo. A cuatro centésimas se quedó de estropear al mejor nadador de la historia su regreso triunfal. Pero Phelps aguantó. Otra vez campeón olímpico. Miró a la grada, que le adora, y se quedó retador esperando el aplauso generalizado. El momento emocionante llegó después, tras la entrega de medallas. Primero, cuando el himno de Estados Unidos estaba terminando. Se partía de risa el de Baltimore, con una parte de la grada como cómplice. Alguna le montaron. Después, cuando había dado media vuelta a la piscina con la medalla en las manos, mordiéndola, enseñándola, se paró donde estaba su pareja, Nicole Johnson, y su pequeño, que apenas tiene tres meses, Boomer Robert. Decenas de fotógrafos le rodearon. Sin duda, será una de las imágenes de los Juegos de Río. Le besó dos veces. Estaba visiblemente emocionado el nadador, que continuó la vuelta de honor.

No pudo descansar mucho ya que un instante después le tocaba volver a la piscina. Apenas una hora había pasado desde su victoria en la mariposa, apenas unos minutos desde que le dieron la medalla, pero decidió participar en el relevo 4x200. Fue el último en nadar en una carrera que sus compañeros le pusieron a tiro. Dwyer y Haas, sobre todo, tomaron una ventaja que Lochte y Phelps, las estrellas, supieron mantener. Australia y Japón fueron quienes más oposición mostraron. Finalmente, los «aussies» se vinieron abajo. Los nipones se llevaron el bronce y en la plata se coló Gran Bretaña. «U-S-A, U-S-A», gritaban los aficionados. Phelps se sentó con la respiración entrecortada. Estaba agotado, pero satisfecho quizá como nunca antes. Tras una primera retirada y pasar por el infierno de una clínica de desintoxicación por sus problemas con el alcohol, volvió para esto. Ya son 25 medallas las que suma, 21 de oro (tres de ellas en Río), dos de plata y dos de bronce. La cuenta, seguramente, seguirá aumentando en Río.

Ledecky sigue sumando

Un poco antes que Phelps, otro monstruo de la piscina conquistó la medalla más difícil. Katie Ledecky ya ha demostrado que es capaz de ganar una prueba de velocidad y una de fondo. Tras la exhibición en los 400 libres, los 200 se presentaban peligrosos para la hazaña que busca: conquistar el oro en 200, 400 y 800. La sueca Sjostrom y la italiana Pellegrini podían hacerle pasar un mal rato. No. Ledecky voló de nuevo para colgarse su segundo oro. Sjostrom se llevó la plata y McKeon le quitó el bronce a Pellegrini.