Natación

Phelps no para de sumar oros

Michael Phelps celebra su oro en 200 metros
Michael Phelps celebra su oro en 200 metroslarazon

Michael Phelps ha encadenado su cuarto título de campeón olímpico al vencer con rotundidad en los 200 metros estilos. Ya son 26 medallas olímpicas y aspira a dos más. Lloró en el podio.

Anuncian la final en las pantallas y el público ya enloquece. Sólo Michael Phelps es tan aplaudido como los nadadores locales. Su presencia trasciende el deporte mismo. Es un ídolo que se ha propuesto que su leyenda se agrande un poco más, y lo está consiguiendo. En Río, unos Juegos extra, pues en Londres había anunciado su despedida, ya tiene cuatro oros para sumar a una colección espectacular: 26 medallas olímpicas, 22 de ellas por victoria, dos de plata y dos de bronce. La última fue en los 200 estilos contra su querido enemigo Ryan Lochte. Se ajustó el gorro este último, las gafas después, mientras Phelps ya estaba preparado para que dieran la salida. «Thiago, Thiago», grita la afición para apoyar al nadador brasileño. Tienen que pedir silencio por los altavoces. Se está liando buena. Tarda un poco en llegar el silencio y se oyen los golpes que Phelps se da en el cuerpo. «En sus marcas». «Piii»... El silbato indica que ha llegado la hora de nadar. El Estadio Olímpico Acuático estalla. Thiago Pereira toca primero la pared tras la mariposa y es la locura. Pero Phelps está cerca. Lochte también. Remonta y se pone en cabeza el estadounidense del pelo rubio platino en el tramo de espalda. La mitad de la prueba no decide mucho. La segunda parte es abrumadora para Phelps. En la braza ya manda y en la parte del crol se escapa para terminar casi un cuerpo por delante de sus rivales y con una marca fantástica. Su compatriota se hundió en el instante final y terminó quinto. El japonés Hagino y el chino Wang se reparten la plata y el bronce.

Phelps levanta primero un dedo. Después cuatro, las medallas que lleva ya en la cita brasileña, y al salir de la piscina vuelve a recibir el calor de los aficionados. Cuatro también es el número de veces que ha sido campeón en los 200 estilos, desde Atenas hasta Río. Ningún nadador había hecho eso antes. Su triunfo sirve al menos para que la gente olvide la decepción de Thiago, que terminó séptimo. Pero Phelps no puede perder mucho tiempo. Su respiración está agitada y todavía le queda una prueba, las semifinales de los 100 mariposa, el próximo objetivo. Antes, la entrega de medallas, la rutina para él, pero tiene las emociones tan a flor de piel que llora, aunque intenta contenerse. Estira en el podio. Una pierna y después la otra. La fatiga no le tortura del todo. Sufre en el primer 50, remonta en segundo. Se mete en una nueva final.

Y Efimova fue aplaudida

La nueva noche exitosa de Phelps dejó también aplausos para la odiada Efimova. La rusa, que está en Río pese al «informe McLaren» y a su currículum con dos positivos, había sido muy pitada en la piscina. Logró la plata en los 100 y fue abucheada. Acabó llorando. Esta vez, en un nuevo segundo puesto, sonrió. Algún silbido se escuchó, pero también aplausos. La china Shi fue bronce y la japonesa Kaneto alcanzó la mayor gloria olímpica.