Piragüismo

Saúl Craviotto ya es Zeus: con el bronce logrado en París en K4 es el deportista español con más medallas olímpicas, seis

En el K4, junto con Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade, se colgó el bronce, por detrás de Alemania y Australia

Bronze medalist Saul Craviotto of Spain pose poses after winning his sixth medal at the Olympic Games after the Men's Kayak Four 500m Final medal ceremony at Vaires-sur-Marne Nautical Stadium during the Paris 2024 Olympics Games on August 8, 2024 in Paris, France. AFP7 08/08/2024 ONLY FOR USE IN SPAIN
Saúl Craviotto, el español con más medallas olímpicas, seisAFP7 vía Europa PressEuropa Press

Él lo acepta y se lo toma de buen humor, pero a Saúl Craviotto le paran más por la calle por su victoria en MasterChef que por su palmarés deportivo, que no es un palmarés del que cualquiera pueda presumir. En realidad, en España, nadie tiene uno igual. Porque si Zeus era el dios de dioses del Olimpo en la mitología griega, Saúl es ya el dios de dioses del olimpismo nacional después del bronce que logró en el K4, junto con Carlos Arévalo, Marcus Cooper y Rodrigo Germade, lo que supone su sexta medalla, que rompe el empate con David Cal. Pero Zeus, con todo su poder, es visto como un dios tirano, mientras que Saúl no quiere que se le recuerde "como el hombre de las seis medallas". "Más que el número lo que valoro es haber estado arriba tantos años. No quiero ser recordado como el deportista de las seis medallas, sino como un deportista que fue constante y que siempre luchó. Valores. Pero para todo en la vida, que es lo que quiero transmitir para mis hijas", asegura. E incluso se explica: "Yo en Río gané dos medallas y, por ejemplo en taekwondo o halterofilia sólo aspiras a una. ¿Quién es mejor? No me gustan los rankings, lo que valoro es el haber estado ahí arriba y luchado. Es lo que me gustaría que quedara de mi legado".

El momento "jodido"

El bronce de París fue una medalla ganada tanto dentro del canal de regatas Vaires-sur-Marne como fuera. España, por supuesto, estaba entre las favoritas, pero en las semifinales las sensaciones no fueron buenas: quedaron terceros por detrás de Serbia y Australia, y además estaba Alemania en la otra semifinal. "Hemos pasado un rato jodido. Hemos ido al hangar cabizbajos, con dudas, y nos hemos tenido que lanzar mensajes de ánimo, de esto no se ha acabado", explicaba Craviotto. Quedaban dos horas hasta la final en la que los "hermanos", como define al grupo el propio Saúl, se daban palmadas en la espalda y se gritaban y se decían con la mirada que podían. "Con el físico también, por supuesto, pero yo creo que las finales se ganan más con la cabeza", opinaba Craviotto.

Un gran comienzo y a resistir

Partían desde la calle siete, ya más convencidos de sí mismos, más tranquilos, dispuestos a plasmar el trabajo de estos últimos tres años en este ciclo olímpico algo más corto. "La salida es nuestro fuerte", explicaba Germade. Y salieron como rayos del propio Zeus, tomando ventaja y apretando con todo, para seguir líderes a mitad de prueba. Pero Alemania empujaba, y también Australia. "Y soplaba viento de cara", describió Germade. Lo que hizo el final más duro. "Yo en el 400 ya iba muerto, Me he dejado todas las energías", admitió Saúl. Alemania ya mandaba y con Australia la pelea fue hasta el final. "Faltó una décima y media. Hemos hecho una buena final. A mí me sabe a oro", reconocía Germade. Las caras nada más cruzar la meta eran serias. "Pero no por el color de la medalla", se reía Craviotto. Es un deporte durísimo, de un esfuerzo corto, pero tan intenso que el cuerpo enloquece y llegan los mareos. Hacen falta unos segundos para recomponerse. "Según pasan los minutos estamos más contentos. Al principio había un poco de tristeza porque queríamos el oro, pero después ya valoras que hemos logrado esa medalla para España", concluía Arévalo.

La relación de amor de Saúl Craviotto y los Juegos Olímpicos continúa ha sido eterna. "Los primeros fueron mágicos: primera experiencia, medalla de oro... Imagínate, una explosión de felicidad", recuerda al hablar de Pekín 2008 y de su oro junto con Perucho. "En los siguientes conseguí una plata después de una lesión, fue duro y además le pedí matrimonio a mi mujer y fue bonito", continúa, comentando ahora su plata en Londres 2012. "En Río la ubicación fue chulísimo, en Copacabana, además fueron dos medallas, conseguí doblar mi palmarés olímpico, fue el año en el que estuve a punto de retirarme, me clasifiqué a última hora, fue bastante complicado, pero al final salimos del pozo", prosigue el palista español, que añadió a su currículum el oro junto con Cristian Toro y el bronce en solitario. "Y Tokio fue duro por el tema de la pandemia, aunque fui el abanderado... Y también logramos la plata", narra Saúl lo sucedido hace tres años, recordando su medalla con el K4 en la capital de Japón.

El futuro

En París asegura que ha tenido "la final soñada" y lo que depare el futuro ya se verá. "Voy a pensar en hoy, en el presente, tengo 39 años, tampoco voy a estar toda la vida dándole a la piragüina. La verdad es que físicamente estoy bien, hago lo que me gusta, es un privilegio representar aquí a tu país. Igual aguanto un año más, igual lo dejo... Pero me he ganado darme un periodo de reflexión", desveló. De momento lo que quiere es no ver una piragua en kilómetros a la redonda y estar con su mujer y sus hijas. "Hacer cosas de padre normal", resume.

Es, además, la medalla que confirma a su deporte como el más fructífero para el olimpismo español, al que ha dado, de momento, 23 podios, superando los 22 de la vela. "Eso quiere decir que las cosas se están haciendo bien. Hay piragüismo para rato: los Ángeles 2028, Brisbane 2032... vendrán más medallas, hay chavales de veinte años que salen aquí sin miedo, hay entrenadores, equipos técnicos, se trabaja la base...", opinó Craviotto.