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«La mayoría del COI pensó que lo seguro era Tokio»

Pasa Estambul, cae Madrid, gana Tokio. Se busca culpable. Nadie es más responsable que el COI

ALEJANDRO BLANCO / PRESIDENTE DEL COE
ALEJANDRO BLANCO / PRESIDENTE DEL COElarazon

Los sesudos miembros del Comité Olímpico Internacional podían haber ahorrado el viaje, ahora tan controvertido, de la candidatura de Madrid a Buenos Aires si marcaba su pensamiento aquella famosa frase de James Carville en la campaña del 92, cuando Clinton derrotó a Bush padre: «Es la economía, estúpido». Al electorado americano le preocupaba el trabajo, la estabilidad social, la pervivencia de la clase media y mantener los impuestos a raya. Al COI sólo le interesaban los patrocinadores y los miles de millones de Tokio, muy por encima de la radiactividad desbocada de Fukoshima. Y se salieron con la suya.

–La victoria parcial de Estambul sobre Madrid invita a pensar que el COI es un nido de...

–Es una organización deportiva con representantes de comités olímpicos, federaciones, deportistas...

–Sí, ¿pero cómo desterrar esa sensación de timo, de engaño?

–Mi impresión es que el resultado no se corresponde con lo previo a la votación; pero no tengo la sensación de nos hayan engañado.

–Entonces, ¿cómo se puede cambiar de opinión de un día para otro?

–La mayoría llega con el voto decidido. Puede que alguno, en primera o segunda votación, lo cambie, por una cuestión de «feeling». La principal razón de la desilusión es que en Lausana nos pareció que la candidatura había dado un salto cualitativo; por dos o tres vías diferentes comprobamos que estábamos en lo cierto. Nuestro optimismo no era ficticio.

–¿Y cómo se siente? ¿Decepcionado? ¿Traicionado? ¿Ninguneado?

–Decepcionado. El trabajo que hicimos no se corresponde con el resultado final. Pero la decepción dura lo que dura. Esto es una prueba más de vida. Importante por lo que significaba. Pero ha terminado, hemos perdido y el objetivo del COE no cambia por ello, y no es otro que ayudar al deportista, al deporte, a su desarrollo y a preservar sus valores.

–¿Se puede cuantificar todo lo que ha perdido este país con esta derrota?

–La esperanza que nos proporcionaba la organización de unos Juegos Olímpicos era la creación de puestos de trabajo, el avance de Madrid, como Barcelona en 1992... No obstante, hay que esperar para saber por qué no nos han votado. Y esto no se sabe de un día para otro. Nos lo han dicho miembros del COI, que la economía ha lastrado la candidatura. Es un hecho que el clima de desconfianza que había hacia España no se consiguió disipar. Y eso lo ha dicho gente como Bubka o Richard Carrión, que lo han palpado.

–¿La candidatura de Madrid firmó con el COI todas las garantías, tal y como hizo Tokio?

–Cumplimos con lo que exigía el COI, incluidos los tres avales de las tres administraciones, más el compromiso del Gobierno de asumir todo lo escrito.

–¿Por dónde adelantó Tokio a Madrid?

–En el corte estaba a unas décimas de nosotros. Es una candidatura muy fuerte. Lo que ha demostrado es una fortaleza económica que ha contado con el apoyo de grandes empresas.

–¿Y Madrid, no?

–Nos ha apoyado el sector empresarial español, pero la situación del país era crítica cuando esta candidatura empezó a andar. Pese a todo, nos apoyaron y eso hay que agradecerlo. Lo que ocurre es que la oferta de Tokio ha sido muy importante; muy, muy importante.

–Después de las dos ocasiones precedentes, de 2012 y 2016, el mensaje del COI fue que para 2020 Madrid tenía que presentar una imagen más deportiva que política, porque le costaba entender la mezcla de administraciones. Siguieron su consejo... ¿Y?

–Hemos cumplido a rajatabla con lo que nos pidieron y han valorado que la candidatura partía desde el mundo del deporte y con el apoyo del Gobierno, que asumía la responsabilidad. Lo demostró el ministro José Manuel Soria con su intervención durante la visita de la Comisión de Evaluación.

–Y, sin embargo, desde el CSD se ha dado a entender que quizá el protagonismo del COE ha sido excesivo, e inconveniente desplazar a la Administración.

–No voy a valorarlo. Esta candidatura ha hecho lo que Londres, Río, Pyongyang, Estambul o Tokio. El movimiento olímpico lideraba la difusión de la candidatura; y todas las administraciones, a su lado, arropándola y dándole estabilidad. En todas nuestras presentaciones siempre ha habido un representante por lo menos de la Administración.

–¿Entiende que Miguel Cardenal, presidente del CSD, se haya podido sentir marginado?

–No sé lo que siente. Ha estado en reuniones de trabajo, nos ha acompañado a Sanpetersburgo, a Lausana y a Buenos Aires... Nunca expresó queja alguna o algo negativo.

–Madrid ha sido derrotada. Se busca culpable y usted aparece en casi todas las quinielas, incluso por delante de la alcaldesa. Por no responder a la pregunta sobre las bolsas de la «operación Puerto» le señalan en el CSD e incluso Ana Muñoz, de la Agencia Española de la Protección de la Salud en el Deporte.

–La victoria siempre tiene muchos padres y la derrota, uno, o se busca el único. En el caso de la alcaldesa, sólo tengo palabras de agradecimiento, de reconocimiento hacia su gestión y su trabajo en la candidatura. En cuanto a mí, presidente del Comité Olímpico Español, la gente conoce mi trabajo, tanto el mundo del deporte, como el de la empresa y el de la política, empezando por el reconocimiento del presidente Mariano Rajoy. Me quedo con eso. No se puede responsabilizar a una persona, ni en la victoria ni en la derrota. Si de algo hemos presumido ha sido de equipo. Si alguien quiere focalizarlo en una persona, que no se preocupe, puede descargar en mí toda responsabilidad.

–¿No es ésta una postura victimista?

–No, que va. Es difícil cambiar la percepción o la forma de pensar de la gente. No entraré en ese juego. ¿Que me consideran culpable? Allá ellos, mi trabajo está ahí.

–¿En qué se ha equivocado? ¿Qué cambiaría?

–Hay que esperar. Todavía faltan por saber cosas que no conocemos después de esa votación. Seguro que ha habido aciertos y errores en el trayecto. Pero en el caso de la primera votación, por mucho que cambiásemos, no podríamos dar marcha atrás.

–Tres miembros españoles en el COI, un turco y un japonés. ¿Qué hay de la influencia?

–Juan Antonio Samaranch, Marisol Casado y José Perurena han luchado por esto,pero la mayoría ha planteado que lo seguro era Tokio y Japón. Y se ha pronunciado. No se les puede criticar.

–El Príncipe se ha volcado. ¿En qué situación queda?

–El Príncipe es admirado por todo el movimiento olímpico mundial. Ha hablado el lenguaje del deporte. Ha demostrado su implicación. Y ha sido muy importante que él haya liderado el proyecto, un proyecto de España. Más importante que el resultado ha sido el camino recorrido. De verdad, son miles los comentarios que hemos recogido ensalzando la labor y la implicación del Príncipe de Asturias. Miles.

–¿No se le ha expuesto demasiado a los caprichos del COI?

–Su labor, inconmensurable. Entre Lausana y Buenos Aires ha recibido a la mayoría de los miembros del COI. Ha hecho su trabajo.

–Tras la derrota, el asesor Burns confesó que ni era el tiempo de Madrid ni había dinero.

–Ha sido el gurú de las presentaciones. Ha hecho un trabajo sensacional. Pero él sabe que era el momento; acertó, sin embargo, en que la creencia en la solvencia económica de nuestro país no era la mejor. No creyeron en nuestra solvencia económica.

–Juegos en Asia y presidente del COI europeo. Suena a pasteleo, a que ya estaba todo cocinado cuando llegaron ustedes a Buenos Aires.

–El COI vota cada ocho años y la idea generalizada entre sus miembros, y que tiene muchos simpatizantes, es que la sede de los Juegos y la nacionalidad del nuevo presidente no coincidan en el mismo continente.

–¿No sería, pues, conveniente, cambiar el reglamento de elección de sedes y si toca Asia, que no se presenten otras? ¿Y si no llegas al presupuesto de 40.000 millones, fuera? ¿Para qué marear la perdiz?

–En este sistema no hay ninguna regla de ese estilo, o del estilo de las federaciones internacionales cuando eligen sedes de campeonatos. Son garantías diferentes, nada que ver con la rotación de continentes, por ejemplo. Creo que el nuevo presidente del COI hará modificaciones. Pero nosotros hemos competido con unas normas y no sirve darle vueltas. Hay que ser respetuosos con el sistema. Sabiendo como sabemos que para muchos españoles y no españoles la votación fue una decepción enorme. Pero siempre sale el sol.

–Hubo movimiento de deportistas en las redes sociales, desencanto puro, se confiaba en este proyecto para huir de la miseria...

–Es que no nos jugábamos sólo unos Juegos, era el gran proyecto de este país y para muchos años. Era un proyecto salvador, habida cuenta de las dificultades que pasan los deportistas y de los recortes en las federaciones. También por eso mi dolor es mucho más grande. Para el mundo del deporte era una segunda Barcelona'92. El proyecto mejoraba la imagen, atraía inversión y generaba puestos de trabajo.

–La desilusión llega a tal extremo, después de triunfos virtuales como los de Londres o Río, de caer a manos de Estambul, que muy pocos quieren Juegos o cuentas con el COI.

–Pero ha merecido la pena. Madrid ha sido durante dos años centro de atención en todo el mundo, con apoyo casi unánime de los españoles. Nadie en España podía presentar un proyecto con este índice de aceptación. Ha merecido la pena. Como país, necesitamos un proyecto importante. Para que se hiciese realidad necesitábamos el OK del COI, no nos lo ha dado. Pero somos capaces de presentar un sueño colectivo eliminando la bandera de los partidos políticos, llevando sólo la bandera de España. Cuando lo haces así, toda la sociedad lo entiende y lo apoya. Es una lección que hay que entender y repetir.

–¿Entiende a quienes piden su dimisión?

–Cuando hay un proceso y el proyecto no sale, pedimos dimisión; pero, en mi caso, el puesto que ocupaba yo, en las dos anteriores candidaturas correspondía al alcalde, Alberto Ruiz Gallardón. Y no hubo dimisión. Soy el presidente del Comité Olímpico Español, elegido democráticamente hace cinco meses. Me he dedicado en cuerpo y alma a la candidatura durante 21 horas al día, y desinteresadamente. No he recibido compensación económica alguna. Nada. Mi compensación ha sido liderar este proyecto, sin colores políticos y respaldado por todos los estamentos de la sociedad. Eso no se puede pagar con dinero. Y si tuviera que dimitir, sería como presidente del COE; pero me parece que las federaciones valoran mi trabajo. Hasta ahora he ganado tres elecciones y he sido respaldado por la mayoría.