Vuelta a España

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El australiano Ewan sorprende en Alcalá de Guadaira

El pelotón de la Vuelta durante la quinta etapa con un recorrido de 167 kilómetros
El pelotón de la Vuelta durante la quinta etapa con un recorrido de 167 kilómetroslarazon

Decía Esteban Chaves en la salida de Rota que no le obsesionaba conservar el liderato. Lo que no se imaginaba es que iba a perderlo tan pronto. Neil Stephens, el director del Orica, aseguraba que la de ayer no era una llegada para él. No repetiría la sorpresa del Caminito del Rey, pero el equipo australiano preparaba otra.

El pequeño Caleb Ewan, un esprinter diminuto que no llega al 1’70 se hizo un hueco entre Degenkolb y Sagan, los favoritos, en la cuesta que conducía hasta la meta en Alcalá de Guadaíra. «El equipo creía en mí y por tanto yo creía en mí», reconoce. Y agradece el trabajo de sus compañeros: «Han dado el cien por cien».

Ewan es la esperanza australiana para el esprint, un joven descarado de 21 años que no se esconde en las llegadas. Aunque sean tan complicadas como la de ayer, con una cuesta que esperaba al final de una rotonda. Orica trabajó y Ewan remató. «Me convenía el final, pero más a Sagan o a Degenkolb, pero tengo un gran equipo que me quita muchos problemas», agradece.

«No sabía que fuera un final tan duro», dice Ewan. Quizá fue eso lo que despistó a su compañero Chaves. «Perdí el liderato porque entré un poco cortado en la última rotonda» afirma. De nada le sirvieron en ese momento sus guardaespaldas, veteranos como Simon Gerrans que han cuidado de él durante los días que ha llevado el maillot rojo. «Siempre están pendientes de que me hidrate, de que coma. El equipo me permite llevar las cosas con un poco más de relajación», confesaba hace unos días.

Esos cuidados no respondían a un plan predeterminado del equipo. «Tenemos previsto que Matthew Hayman lo proteja cuando el recorrido se complica», explica Neil Stephens. En esos momentos de duda, Chaves se esconde detrás del 1’90 de Hayman y todo le resulta más sencillo. La ayuda de los demás quizás sólo se deba al carácter del colombiano. «Es un chico muy generoso», afirma Stephens. Y sus compañeros le devuelven esa generosidad cuando tienen oportunidad.

En Orica están muy satisfechos con la progresión de Esteban. El año pasado destacó en la primera parte de la Vuelta. «Hizo unos diez días primeros muy buenos. Cumplió con lo que habíamos previsto en noviembre del año anterior y lo superó», comenta el director de su equipo. Pero la progresión no ha parado. «Ahora está cumpliendo lo que hemos planificado en los últimos dos años», añade Neil. Pero eso no es suficiente para continuar vestido de líder. El complicado final hizo que se produjeran algunos cortes en el pelotón, que a Chaves le penalizaron con ocho segundos sobre el ganador. Con el colombiano llegaron Purito, Valverde y Quintana. Froome sólo perdió dos.

Dumoulin, el hombre al que Chaves derrotó en las rampas del Caminito del Rey, hereda el maillot rojo con sorpresa. «Estaba ya en el autobús un poco enfadado por no haber podido ayudar a Degenkolb en el último kilómetro cuando me han llamado por la radio para decirme que era nuevo líder», afirma.

El holandés no tenía previsto pelear por la victoria en la Vuelta a España, ni siquiera vestirse de líder. Se define como un contrarrelojista, pero trabaja para poder ganar carreras. «Las de una semana las domino bien, pero una de tres semanas es otra cosa diferente», advierte. «El maillot rojo no quiero perderlo, trabajaré para defenderlo, pero será complicado», dice. Esperará a mañana, a la llegada a La Alpujarra, la primera realmente de montaña, para comprobar cuáles pueden ser sus verdaderas aspiraciones en la carrera. Por el momento, su gran objetivo sigue siendo la contrarreloj de Burgos.