F.C. Barcelona
Las claves de la debacle del Barcelona en Anfield
Los jugadores, principales responsables; se repitió alineación pese al juego de la ida, los fichajes «caros» no han aportado, un desastre a domicilio...
El Barcelona, dominador de los torneos nacionales desde hace tiempo (8 ligas de las últimas 11, cuatro Copas del Rey seguidas, y disputará otra final) se estrella en Europa una y otra vez. Lo de Anfield fue casi peor que lo del año pasado porque estaba el sobre aviso de lo de Roma, porque tenían un mejor resultado en la ida, ya que el Liverpool no marcó en el Camp Nou; y porque se enfrentaban a un rival que aunque es mejor que el conjunto italiano, estaba mermado por las ausencias de dos de sus mejores jugadores, Salah y Firmino. Los motivos son diversos.
Lo achacable a Valverde
Se dejó llevar el entrenador del Barça por el resultado de la ida, sin hacer caso a lo que realmente había ocurrido. En la previa del duelo de Anfield aseguró que no sabía si tocar algo sería bueno, porque con los que jugaron en el Camp Nou vencieron 3-0. No tocó nada y con los mismos futbolistas se repitió un partido similar, pero con el resultado cambiado y más justo para los méritos de unos y otros. En fútbol no siempre gana el mejor, pero suele hacerlo. En lo que tiene razón el técnico es en que si alguna de las ocasiones que tuvo en la primera parte las hubiera transformado, el final podría haber sido feliz. Está claro que los análisis a posteriori tienen un punto de ventajismo, pero visto el juego de la ida lo sucedido en la vuelta podría rebajarse de sorpresón a sorpresa. En lo que no puede influir el técnico es en fallos individuales como el pase erróneo de Alba en el primer gol o el incomprensible gol de córner que ha dado la vuelta al mundo por lo absurdo que es.
Los jugadores, culpables
Justo ese último tanto hace pensar que lo de «hemos aprendido de los errores del pasado» no era verdad. El Barcelona se vio superado en todo momento por el ritmo del Liverpool, se descompuso ante la exigencia del partido y ninguno de los hombres clave estuvo bien. No todo puede depender de Messi, que ha hecho una gran Champions, pero que se hundió con el resto del grupo en Anfield. La excusa de las rotaciones no sirve esta vez. Los jugadores estaban descansados, pero en LaLiga están acostumbrados a ganar jugando bien, mal o regular, a veces a medio gas, y eso en Europa normalmente no sirve. Con medio segundo menos para pensar el pase se rifa o se pierde y sin las ganas y las fuerzas del rival para recuperar la pelota después de pérdida, la clave de la última Champions que conquistó con Luis Enrique, el Barça se vio agobiado, desbordado, sin poder atacar y sin defenderse bien. «La culpa es nuestra», dijo Luis Suárez, al que no se le puede discutir su actitud en el campo, pero que en esta Champions sólo ha marcado un gol y en los últimos tres años sólo ha logrado otro como visitante.
Un desastre a domicilio
Los 32 partidos europeos que suma el Barcelona sin perder en el Camp Nou, desde 2013, contrastan con sus pobres números como visitante. En los últimos años se ha llevado un repaso en casi todos los campos «grandes» que ha visitado. Si en 2017 perdió 4-0 en París ante el PSG y 3-0 en Turín, donde al año siguiente quedó 0-0, pero en la fase de grupos; en 2018 empató ante el Chelsea de milagro, recibiendo tres tiros a los postes, y se hundió en Roma; y este curso sí ha vencido convenciendo en Londres ante el Tottenham, pero en Milán contra el Inter empató, como en Lyon en octavos (aunque ahí el juego fue bueno); y venció en Old Trafford al Manchester un partido en el que destacó, pero defensivamente.
Los pecados de la directiva
Los fichajes hechos para los grandes momentos han tenido cero influencia en la Champions. El gasto en Dembélé y Coutinho debe justificarse y el francés se ha pasado demasiado tiempo lesionado y no pudo participar ayer, mientras que el brasileño volvió a naufragar en la que fue su casa: tibio, sin peso en el juego y sin peligro. Entre los dos son más de 250 millones de euros. En estas cuatro temporadas desde la última Champions conquistada son 559,35 millones gastados (compensados con unos ingresos en venta de futbolistas de 438,65) para hacer tres cuartos de final y unas semifinales. A Arthur se la ha hecho larga la temporada y Arturo Vidal, contratado para ser un secundario de lujo, fue el mejor del Barça en Anfield a sus 31 años. Su sueño de la Champions volvió a quedar frustrado. Lo que está claro es que para el próximo curso habrá movimientos.
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