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Laso, el superviviente

Nocioni, MVP de la «Final Four», sujeta el trofeo de campeón de Europa en el balcón de la Comunidad junto al resto de la plantilla del Real Madrid.
Nocioni, MVP de la «Final Four», sujeta el trofeo de campeón de Europa en el balcón de la Comunidad junto al resto de la plantilla del Real Madrid.larazon

En los últimos seis meses de 2014 estuvo dos veces al borde de la destitución

Los hijos de Pablo Laso le comentaron hace días al entrenador del Madrid que no esperaban vivir tanto tiempo seguido en la capital. Laso afronta el tramo final de su cuarta temporada en el Real Madrid con la tranquilidad y la confianza con las que no contaba hace demasiado tiempo. El ganador esta campaña de la Supercopa de España, la Copa del Rey y la Euroliga estuvo muy cerca de dejar de ser entrenador del Real Madrid días después de perder la última final de la Liga Endesa. No fue la única ocasión en que a Laso se le cuestionaba desde dentro del club. Su fichaje estuvo marcado por la coletilla de «está aquí cuando no era ni la segunda opción y porque es amigo de Herreros». En diciembre de 2014 se le volvió a cuestionar por una racha de derrotas y mal juego. En ambos casos surgieron nombres para su sustitución: en verano fue Fotis Katsikaris, seleccionador de Grecia, y, además, el club prescindió de sus ayudantes; en Navidad surgió desde dentro de la entidad el nombre de Sasha Djordjevic. Ambos presenciaron el domingo en directo la «Novena» Copa de Europa del Madrid.

A Laso le protegen tanto el juego como los resultados. Y lo primero es de lo que más presume. «Mi objetivo desde el principio fue dar valor al Real Madrid de baloncesto. Para mí era importantísimo que volviéramos a ser un equipo reconocido y reconocible. Eso era lo más importante, más que los títulos, aunque en el Real Madrid tienes la obligación de jugar por cada título», confesó con la Copa de Europa en la mano. En el BarclayCard Center, la sensación entre la multitud de «vips» era la misma: este Madrid se merecía la Copa de Europa. La Euroliga es el octavo título del club en la «era Laso». En cuatro temporadas ha ganado ocho títulos: una Liga, tres Copas del Rey, tres Supercopas y la «Novena». Ha disputado 12 finales de 15 posibles y está en camino de disputar la décimo sexta en la Liga Endesa y con el factor cancha a favor.

Laso, que tiene contrato hasta junio de 2016, vuelve a contar ahora con el favor de la plantilla. Las relaciones con el núcleo duro del grupo vuelven a ser tan fluidas como eran antes de la final de la Euroliga de la temporada pasada. Lo que se estropeó con lo sucedido en Milán y en la final de la Liga Endesa ante el Barça, lo está arreglando una temporada intachable y el equipo lo agradece. Los nuevos (Campazzo, Rivers, Maciulis, Nocioni y Ayón) han sabido adaptarse al rol secundario que se les exigía y los capos del vestuario reconocen esos méritos en el entrenador. Por eso el ambiente en la celebración del domingo y ayer durante las visitas institucionales fue tan sano en el grupo. El «Chapu» Nocioni era uno de los más felices: «El Madrid es el club más grande del mundo, tiene una historia gigante y me ha rejuvenecido». La llegada al Ayuntamiento y a la Comunidad tuvo como protagonista al de siempre: Marcus Slaughter. El californiano, que presume de ser el madridista de la plantilla, pretendió abandonar el pabellón el domingo subido en el techo del autobús. Sus compañeros le hicieron desistir. Ayer no hubo quien le parase. Fue el maestro de ceremonias en la Comunidad y en el Ayuntamiento. «Éste era un objetivo que teníamos desde hace mucho tiempo y hemos puesto al Madrid en su sitio», afirmó el capitán Reyes. Carroll coincidía: «La ‘‘Novena’’ está donde debe estar». «Nos hemos quitado un peso de encima. Todavía no hemos asimilado lo que hemos conseguido», dijo el «Chacho». Laso ya pensaba en lo que se avecina: «Es un título como para merecerse unas vacaciones, pero el miércoles volvemos a jugar un partido en Vitoria y si lo perdemos me volveré a cabrear».