Natación
Ledecky, oro puro
La adolescente de 18 años suma su cuarto título en el Mundial de Kazán, esta vez en equipo, en el relevo 4x200
Katie Ledecky parecía que tendría que hacer una proeza. Suecia empezó muy fuerte (de hecho, Sarah Sjostrom, la primera relevista, fue la más rápida de todas las participantes) y, aunque Missy Franklin mantuvo el tipo, las escandinavas tomaron ventaja. Mucha ventaja, nadando incluso en tiempos de récord del mundo. Un segundo por delante de Estados Unidos primero, dos después, ya durante el tercer relevo del 4x200 libre, la prueba en la que Ledecky, la reina de los Mundiales de Kazán, buscaba su cuarto oro, el que tenía que ganar en compañía de amigas como Katie McLaughlin, que perseguía a Coleman en esa tercera posta. Un largo, dos, tres y la europea continuaba mandando en lo que era una carrera de persecución. Suecia, por delante, Estados Unidos detrás y el resto, ya lejos. Le faltaba una piscina a Coleman, un último esfuerzo, pero se asfixió. Los músculos arden por culpa del ácido láctico y en el esprint final McLaughlin se acercó tanto a su rival que tocó la pared a sólo unas centésimas de la sueca. Lo que instantes antes parecía casi un milagro, se convirtió de repente en pan comido, aunque en realidad era poco importante que la diferencia antes de ese último relevo hubiera sido de medio segundo o de dos. Con Katie Ledecky, reservada como última bala, cualquier cosa es posible. Ella estaba allí para rematar la faena, y vaya si lo hizo. Tenía que pelear con Marko-Varga, la última nadadora de las nórdicas, y en 20 metros ya la tenía a la espalda. En un instante pasó a tener medio cuerpo de distancia y la sueca cometió el error de cebarse con quien no debe. El resultado fue desastroso. Con el peor tiempo de todas las finalistas, no sólo perdió el oro para su país, también el podio, porque por detrás la gran Federica Pellegrini voló para conquistar la plata para Italia (con los 1:54.73 que hizo ayer, hubiera ganado el oro en el 200 libre) y la china Shen remontó hasta el bronce. Y por delante, el prodigio marchaba directamente a por la victoria. Con su gran frecuencia de brazada, las aguas parecían abrirse a su paso y la emoción no tardó en desaparecer. El oro ya estaba decidido y las compañeras de Ledecky (Franklin, Smith y McLaughlin) la animaban en los últimos metros en lo que ya era una celebración. Poco después, se estaban abrazando juntas y lucían sonrisa en el podio. «Tuvimos una gran noche», resumió Ledecky. «Sabía que podía llevar la medalla a casa», añadió la adolescente (se acaba de licenciar de Secundaria y no tiene ni carné de conducir).
Sólo le queda un trabajo que realizar en Kazán: ganar los 800 y sumar así el repóquer de oros, desde el 200 al 1.500 libres, todas las pruebas que no son velocidad pura. Vista la superioridad que mostró en el kilómetro y medio, parece complicado que la prueba de los 16 largos se le escape. Incluso podría batir su segundo récord del mundo en la ciudad rusa. Con 15 años ya ganó esta distancia en los Juegos de Londres 2012. Quien más cerca estuvo de ella fue una tal Mireia Belmonte. «Katie es un fenómeno, una bestia», resumió Ryan Lochte.
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