El Madrid, a la espera del mejor Musa en el Palau

Cuando Dzanan Musa cambió el Leche Río Breogán por el Real Madrid había expectación por ver cómo respondía el alero bosnio de 23 años en un rol completamente distinto al que tenía en Lugo. Llegaba el MVP de la primera fase de la temporada a un equipo plagado de jugadores referenciales. Su adaptación, al lado de Hezonja, fue sencilla. Chus Mateo le dio protagonismo, capeó sus carencias defensivas y durante buena parte de la temporada se ha convertido en el mejor desatascador del equipo. En las últimas semanas su papel ha cambiado.

«El Barcelona te exige lo máximo y se puede notar cierto cansancio en el equipo. Pero somos ambiciosos, tenemos algún jugador que echamos en falta y que podía ayudar a nivel de físico y te acorta la rotación, pero queremos esta Liga y vamos a pelear por ella en el segundo partido. Recuperaremos bien y estaremos perfectos para el siguiente», reflexionaba Chus Mateo después de la derrota que abrió la final.

Musa se quedó en 5 puntos y 2 rebotes en los 21:02 que permaneció en pista. Fue el Musa que ya había sido intrascendente en el segundo partido ante el Joventut o que pasó sin hacer ruido por la Final Four. En la eliminatoria ante el Partizán ya bajó ligeramente un protagonismo que durante toda la temporada le ha convertido en uno de los pilares del equipo. El balcánico ha sido el jugador más regular del equipo tanto en la Liga Endesa como en la Euroliga. En ambas competiciones ha clavado sus promedios. Ha rondado los 15 puntos por partido y con unos porcentajes de tiro más que notables: en torno al 60 por ciento en tiros de dos, por encima del 40 en triples y del 80 en tiros libres. Sin su mejor versión, el equipo ha quedado en manos de los «viejitos». La historia se repitió en el primer capítulo de la final en Barcelona. Sergio Rodríguez y Llull se encargaron de mantener con opciones del Madrid casi hasta el final. En ese tramo, Musa estuvo desenchufado. Anotó un triple en el primer cuarto, una canasta en el tercero y ya no hubo más.